Muchas veces hemos hablado de la importancia que el aspecto que tenemos/cuidamos/buscamos tiene en la percepción que los demás tienen de nosotros mismos, pero lo cierto es que hay pocas cosas que nos descubran tanto de los demás como su interior…
Y no, no hablo de “el interior” en el sentido filosófico y elegante de la expresión. Hablo de “interior” en el sentido más cotilla posible… o más político, si lo preferís. Ese interior que se encuentra en los cajones del dormitorio, en el armarito del baño, en lo más recóndito del bolso de una mujer. Ese interior que hace referencia a lo más personal de nosotros mismos… vamos, a nuestro ministerio del interior particular.
Mi amiga Pi dice siempre que se puede saber mucho de una persona por lo que vemos en su cuarto de baño. Y no lo neguéis, que todos hemos hecho alguna vez eso de llegar a una casa y cotillear en el aseo… a ver si usa la misma colonia que yo, o si el champú es especial para cabello graso.
Lo mismo se puede decir de un bolso. De hecho, existe la extendida creencia de que no debe cotillearse nunca el bolso de una dama… no es mi caso. Debe ser que yo no soy nada dama, que a mi no me molesta que la gente hurgue en mi handbag… con mi permiso, eso sí, claro.
En fin, a lo que íbamos, que la idea de este post en cadena es que cada uno de los nominados escoja cinco elementos –como mínimo- que puedan definirle como persona. Pero no vale cualquier elemento. No vale una chaqueta de punto, ni unos stilletos. No valen las braguitas de algodón de Woman Secrets, por cómodas que sean y por bien que definan tu carácter relajado y campechano.
Se trata de escoger cinco cosas que marcan tu personalidad. Cinco cosas que, cuando tus amigos las ven, aunque sea fuera de contexto, se sienten irremediablemente transportados hacia tu recuerdo.
En mi caso obvia decir que soy una fanática de los zapatos y la lencería, pero como son elementos no permitidos, he tenido que optar por otras cosas… y resulta que ha sido bastante fácil.
Aquí va la selección, con su explicación.
MI RELOJ: Es un Rolex, y no, no soy rica. Era de mi madre, y a ella se lo regalaron. Es de los que se ponen en marcha con el movimiento, así que mientras estuvo enferma, como en casa no quería ponérselo, me pedía que me lo pusiese yo aunque sólo fuese para bajar a por el pan. No quería que se estropease al pararse. Cuando murió mi padre y mis hermanos quisieron que me lo quedase, pero pasó nada menos que cuatro años en una caja de madera, porque, queridos bloggers, yo no uso reloj… o mejor dicho, no usaba. Hace cuatro años lo rescaté, convencida por P., y volví a ponérmelo. Desde entonces no me lo quito más que para dormir. Cosas de la vida, ya ves.
MI MOLESKINE: Esta está nuevecita, porque me la acaban de regalar, pero siempre llevo una en el bolso. Eso, y un boli, claro. Yo creo que es deformación profesional, pero lo cierto es que la uso muchísimo. En ella anoto las cosas que recuerdo de repente, ideas para artículos o discursos, datos de los conciertos que cronifico… y en ella anotamos las pequeñas apuestas que hacemos de vez en cuando con las elecciones, las candidaturas de los Oscar…
MI PERFUME: Tengo varios, pero este me es especialmente afín. Es de Olivier Strelli, y huele… a mi. Es fresco pero intenso. Toma ya. Soy una maniática de los olores, no en vano dicen que es el sentido que más desarrollado tenemos. En mi caso, es el sentido más y mejor asociado a mi memoria. Esta misma mañana, de hecho, me he cruzado por la avenida con un chico que olía como alguien a quien hace mucho que no huelo, y se me han disparado los sentidos. Me pasa mucho, para lo bueno y para lo malo: por ejemplo, odio profundamente el olor de los hospitales y las salas de espera, y de los autobuses viejos.
MI MÓVIL: Es un Htc Dual, lo tengo desde hace algo menos de un año y no puedo vivir sin él. Últimamente, por motivos laborales, he llegado a aborrecer su timbre, así que lo tengo en silencio muchas veces, pero lo cierto es que suena cada día diferente, porque le he metido mil canciones que me gustan para poder variar.
MI PINTALABIOS: Este es Allure de Chanel, en rojo, pero tengo varios. Aún así no he encontrado aún el perfecto. No es el cosmético que más uso, pero sí el que más me caracteriza. Jamás –y cuando digo jamás quiero decir jamás de los jamases, o sea, nunca, never de never- salgo a la calle sin algo de rimel y, al menos un poco de cacao con brillo. Es necesario verte guapa para sentirte guapa, y aunque no haga milagros, ayuda.
MI I-POD: Es un shuffle, me lo regaló P. hace casi dos años por mi cumpleaños (o sea, por mis 27). Va conmigo a todas partes, porque, ya lo he dicho muchas veces, yo soy 75% música, del mismo modo que hay gente que es un 75% agua. No puedo vivir sin música y sin escuchar, al menos una vez al día, un tema que me haga vibrar. En mi i-pod se mezcla casi de todo –no tengo criterio, me da igual pop, que rock, que boleros, que metal…-, pero siempre hay por lo menos uno de esos temas que te electrifican la piel.
Y ahora ha llegado el momento de nominar… me siento en el sillón y nomino, veamos:
A ELY, porque sé que su post será como mínimo curioso, y casi seguro brutal.
A BACCI porque me apuesto algo a que la foto me hará sonreír
A BABALLA porque quiero ver qué objetos describen a una madre artista
A RUB, porque quiero darle un motivo para postear y porque me intriga con que objetos se identifica un psicólogo.
A COCO porque hace falta algo de racionalidad y estilo en mi vida, jajajaja
Y creo que ya está…
SUENA EN MI I-POD: Jajjajajajaj, mientras escribía esto estaba puesto el random del I-tunes y sonaba… jajajajaja “Mi Novio es un Zombie”, de Alaska y Dinarama. Está en el lp “Fan Fatal”, editado en 1989. Me lo regalaron mis tíos por mi cumpleaños y bailé tanto ese tema!!! jajajaja