
La “conspiranoia” responde, básicamente, y como su propio nombre indica, a una mezcla a partes iguales de conspiración y paranoia de lo más interesante. Se trata, así, a grandes rasgos, de buscar –y encontrar- situaciones en las que todo el mundo sospeche ser el centro de una trama maligna en la que, por algún motivo no necesariamente importante ni mucho menos serio, alguien a quien podríamos denominar “la reencarnación de Maquiavelo” quiere acabar contigo a toda costa.
Vamos, para ser claros, el mejor ejemplo que se me ocurre de conspiranoia pura y dura es la Comunidad de la Esperanza, antes conocida como Madrid.

Yo, queridos bloggers, desde hace una semana he dejado la novela que tenía entre manos para entregarme por completo a la lectura de las páginas centrales de los periódicos de tirada nacional. No he leído un argumento tan intenso, tan tenso, tan esclarecedor e intrigante en mi vida… madre mía, qué derroche de medios, que imaginación desbordante, que alarde de técnica narrativa para mantener la tensión!!!
¿Y los personajes? ¿Qué me decís de los personajes? Son todos maravillosamente caricaturescos, casi como los protagonistas del cine negro clásico. Esa malvada dama altiva, todopoderosa y cruel, capaz de cualquier cosa por mantenerse en el poder. Ese supuesto héroe, que al final es humano, y falla, y se equivoca… Ese líder sin carisma, padrino ajado y manipulado, que no se entera de nada pero no quiere hacer ruido, por si tiemblan los cimientos de su pequeña casa perfecta…
Me encanta esta trama, me encanta!!!

Estoy, lo confieso, amigos, como una niña con zapatos nuevos con esta conspiranoia madrileña que tanto da que hablar en tertulias y cafés. Debe ser el alma de literato, que me absorbe. Si es que me viene de familia. Cuando era adolescente, mis hermanos y yo disfrutábamos como niños con mi madre cuando salíamos de compras, o de paseo. Mi madre era una experta en inventar tramas rocambolescas llenas de maldad y conspiraciones. Veíamos a dos personas riéndose en la calle, y mi madre decía “seguro que acaban de atracar un banco y se ríen de la cara que se le ha quedado al dueño”.

El mejor ejemplo para que comprendáis la genialidad de mi madre elaborando conspiranoias sucedió en París. La familia al completo hacíamos cola en la Torre Eiffel, y, justo delante de nosotros, una pareja de enamorados se besaba con una complicidad maravillosa. Ella era menuda, morena, de unos 30 años, y él, algo mayor, rozando los 50, tenía el pelo canoso. Hablaban bajito, pero no tan bajito como para no distinguir que se entendían inequívocamente en francés, y de repente mi madre soltó “son amantes, seguro”. Cuando mi hermana le preguntó cómo estaba tan segura de que no eran, por ejemplo, unos recién casados, mi madre argumentó, para pasmo del personal “hablan en francés, así que son franceses, y ella parece de París, ¿y cuanta gente conoces que haga cola para visitar el monumento de su propia ciudad? Si yo quisiera esconderme en Coruña, me iría a la Torre de Hércules, porque allí no va ningún coruñés si no es con una excursión del colegio, así que definitivamente son amantes y quedan aquí para que la mujer de él no les descubra”. Toma del frasco, oye, ni El Mentalista ese de La Sexta, vamos.
Yo, desde que comenzó esto de La Trama de La Esperanza (me encanta llamarlo así) me acuerdo de mi madre más que nunca. Lo que pasa es que esta historia tiene unos ingredientes mucho menos jugosos con los que construir la trama, porque claro, queda como muy poco glamouroso imaginarse a un tío bajito y medio calvo escondido detrás de un periódico con agujeros para los ojos siguiendo calle Génova arriba y abajo al consejero de Gallardón. Y así es exactamente como me imagino la situación.

Los veo con gabardina de Burberrys y con maletín de Hermes –o de El Caballo, aún no lo he decidido- intercambiando documentos con una estampita en rojo que pone “confidencial” sentado en el Rio Frio… y me descojono sola. Me parece tan, pero tan divertido… ¿Es que no aprendieron nada de aquella famosa pillada del CESID? Que les faltó dejarse el DNI en el lugar de los hechos, hombre… no creo yo que los políticos españoles, al menos no los que tenemos ahora, estén capacitados para convertirse en espías “como Dior manda”.

Pero mientras tanto, mientras ellos descubren lo absurdo de su propia conspiranoia, en la que terminará por estar metido hasta el apuntador, te lo digo ya, vamos, yo disfruto cada mañana más de mi café con leche y mi bollo, mientras me deleito con la lectura de la mejor novela negra jamás escrita: la prensa nacional.

HOY EN CORUÑA: Se pone sobre el escenario el resultado de “A Coruña Son”, un concurso-curso de talentos musicales dirigido por Santiago Auserón. Será en el Forum Metropolitano a las 20.30, y de regalito, el resultado grabadito en digipack.

SUENA EN MI I-POD: “Náufrago”, una versión de un tema original de Nacho Canut interpretado por las Nancys Rubias en su primer lp, “Nancys Rubias”, de 2005. Mira que me cae mal Mario Vaquerizo, pero este grupo tiene un no sé qué que qué sé yo. Sé que han pasado por malos momentos por la pérdida, tremendamente voraz, de uno de sus miembros, así que les deseo lo mejor en esta nueva etapa.