Hace un frío pelón en A Coruña, pero eso no ha impedido que cinco hermosas y jovencísimas mujeres paseen por un centro comercial de reciente apertura. Vienen de visitar la casa de una de ellas, un nuevo hogar que acaba de estrenar junto a su flamante esposo y su todavía más flamante barriga de embarazada primeriza.
Después de comprobar que, efectivamente, las paredes han quedado genial con esa pintura, y sin duda el cuarto del bebé quedará estupendo, las cinco se lanzan a la gélida noche dispuestas a sentarse frente a un plato a cenar y reirse, no necesariamente por ese orden.
Es una de esas reuniones femeninas que tanta urticaria causan en algunas personas, pero que a ellas han terminado por resultarles terapéuticas. Se ríen, cotillean, se cuentan novedades del trabajo, de sus vidas, de los planes de futuro que cada vez son más presente… es una terapia de grupo en versión pandillera de lo más entretenida.
Por el camino al restaurante, pasan por delante de una zapatería. Tiene unas ofertas buenísimas… aunque los zapatos son de todo menos buenísimos… aún así, una de ellas necesita un par de botines para un disfraz de carnaval, así que mientras ella paga unos richelieu en rojo sangre con tacón alto y hebilla lateral, las demás desmantelan los expositores, probándose salones de tacón alto, peep toes de serraje y bailarinas primaverales.
Salen de la zapatería oteando el horizonte en busca de algún sitio donde sentarse a cenar.
Una no quiere pizza. Otra no quiere hamburguesa. Y el Centro Comercial no quiere que ellas mantengan la línea, porque todo lo que oferta para comer pasa por la freidora más grasienta del mundo. Comida basura, de la que engorda terriblemente y te pone el culo como el de Beyonce… vamos, de la que mola.
Caminan indecisas… kebab, McDonalds, Burger King… y al final encuentran un local de buffet libre. Comer hasta reventar, lo que necesitan para acompañar esa charla que ya saben de antemano que las llevará a reírse de todo y de todos, de ellas mismas incluidas.
En la entrada, un grupo de adolescentes con tantas hormonas como granos da cuenta de una cena opípara a base de precocinados y helado con chocolate. Hay una niña que lleva la misma falda que la de la fiesta de disfraces se ha comprado para su caracterización. Se ríen.
Tres niñas entran delante de ellas. En la entrada, un cartel reza “esperen a ser atendidos”… y como son muy buenas niñas, esperan.
Una camarera vestida de negro, con el pelo teñido de rubio, sale a su encuentro, y les sonríe:
“¿Sois cinco?”
(Una de ellas piensa para sus adentros “comenzamos mal si no sabe contar”)
“Sí, sí, cinco”
“¿Para cenar?”…
¿PARA CENAR?... A ver, son las diez de la noche de un miércoles, estamos en un centro comercial donde las tiendas han cerrado hace media hora, haciendo cola en la entrada del restaurante donde trabajas, y me preguntas si vengo a cenar… ¿cómo se supone que he de reaccionar ante esa pregunta?
Es que no lo comprendo, en serio. A mi este tipo de preguntas absolutamente innecesarias me resultan desconcertantes. Porque claro, si estoy en un restaurante a las diez de la noche a desayunar no vengo, y a bailar desnuda encima de una mesa tampoco –que, por cierto, fue una de las alternativas planteada por las cinco amigas, pero bueno…-
¿Qué se supone que debe uno hacer ante una pregunta como esta? ¿Responder? Y en ese caso, ¿responder qué, exactamente?
Imaginaos por un momento que se nos hubiese ocurrido responder con un matiz igual de estúpido
“¿Vienen ustedes a cenar?”
“No, no, venimos a ver el apareamiento de los ácaros de la patata que tienen ustedes en la ensalada alemana”
“Ah, perfecto, ¿las siento juntas?”
“No, que corremos el riesgo de hablarnos, mejor cada una en un rincón del local”
“Ah, pues estupendo”
… no hombre, no, estas no son preguntas lógicas. Es como si subes en el ascensor con un vecino y le preguntas “¿Qué, subiendo a casa, no?”… Que es que si te preguntan eso es para responder “No, qué va, es que me monto en el ascensor para ver si me cruzo con el del cuarto, que está como un queso, y consigo que me eche un polvo rapidito antes de la cena”. Pufffff….
Mientras nos sentábamos (por si a estas alturas hay alguien que tenga dudas, lo aclaro: las cinco protas somos unas amigas y yo) le dábamos vueltas a la preguntita de marras. De hecho, hasta escuche el comentario de “este tema es carne de post”… y claro que lo es.
Es alucinante la cantidad de preguntas idiotas que hacemos –y nos hacen- a lo largo de la vida. Conversaciones basadas en la estupidez más extrema, como la que tuve ayer con un taxista. Volvía a casa después de un día agotador, y al parar el taxímetro me dice “Son 5 con 63, señora”… estuve a punto de darle un puñetazo (por llamarme señora, se entiende, pero como estaba cansada pasé del tema violencia y me centré en pagar). Saqué del monedero un billete de 5 y una moneda de euro.
“¿No tiene los 3 céntimos?”
“Me temo que no”
“¿Seguro?"
“Sí, seguro”
“Es que si tuviera los 3 céntimos…”
“Pero no los tengo”
“Pufff. Pues a ver… es que así…”
“¿Qué pasa? ¿No tiene usted los 7 céntimos de la vuelta?”
“Sí, sí, pero es que si tuviera los 3 céntimos, pues mejor”
A ver, analicemos la situación. Es que no puedo creerme el tema. Si tuviese los 3 céntimos de las narices sería mejor… ¿por qué, exactamente? ¿Por qué con mis 3 céntimos y tus 7 ya tendrías 10, y podrías cambiarlos por una moneda más bonita? Joder, en serio, es que no lo pillo. Sencillamente no lo pillo.
Preguntas como esta me dejan completamente KO, a mi, que soy tan poco dada a la economía del lenguaje… pero es que hay veces que las preguntas son tan absurdas que merecen respuestas todavía más idiotas, aunque sólo sea por ver cómo se le queda la cara a tu interlocutor.
Pero volvamos al restaurante, por favor.
Las cinco amigas cenaron, se rieron, repitieron postre (bueno, postre y de lo demás también, que total, de perdidos al río), y cuando ya se iban, con el estómago lleno y el alma contenta de tanta risa compartida y tanto desahogo sentimental y afectivo, con el restaurante a punto de cerrar, se dirigieron a la puerta más cercana a su mesa.
El local tenía un total de cuatro entradas, abiertas todas… consecuentemente, cuatro salidas, abiertas todas… pero al llegar a la que quedaba más cerca de la mesa, una de las camareras les interrumpe el paso.
“No, por aquí no” dice la muchacha
“Pero entonces, ¿por dónde salimos?”
“Pues por la puerta”
Con dos cojones.
Hay respuestas que superan determinadas preguntas. Y también determinado umbral de consciencia. Asumámoslo.
SUENA EN MI I-POD: “Free Fallin´” de Tom Petty & The Heartbreakers, un tema precioso, que me recuerda mucho a una etapa de mi vida que estaba llena de preguntas, y donde fui encontrando respuestas… afortunadamente ninguna era como estas.
28 comentarios:
alguien me contó que algunas preguntas tenían lógica, por ejemplo, lo de "sois cinco?" es por si se qeuda alguien atrás...aparcando, hablando pro el móvil..
pero me parece tan absurdo como a ti.. lo de cenar y todo eso.. ya ni te cuento...
pero, la verdad, yo creo que caigo en ellas también, sobre todo en coche con alguien con quien no tienes confianza...y en las malditas conversaciones de ascensor...donde lo obvio alcanza tintes surrealistas
besos
Maba, mira, aceptamos la del número... pero lo de si es para cenar, como que no, eh!!!
Cruela, otra gran pregunta, sí señor. Muy parecida a "¿subes?" cuando alguien entra contigo en el ascensor. "No, no te jode, vengo sólo para quedarme dentro sin moverme".... puffffffff
Joder borré el comentario anterior de lo mal que lo redacté no tenía ni sentido
Decía que a mi también me sacan de quicio las preguntas obvias pero la que peor llevo es la que algunos vecinos tontos o directamente tocacojones me siguen preguntando
ENTONCES SE ESTÁ MEJOR AQUÍ QUE EN TU TIERRA?¿
No te jode.... acaso me ven pinta de masoca... entonces contesto con otra pregunta obvia
POR QUÉ TE CREES QUE LLEVO CASI 20 AÑOS AQUÍ, TONTO DEL CULO (lo de tonto del culo no lo digo por evitar malos rollos en las reuniones de esta nuestra comunidad)
Besooooos
"Estas nuestras comunidades" son siempre nidos de víboras, tenlo en cuenta, querida Cruela.
Debería replantearte el decir "tonto de los cojones" en voz alta... algunos se lo merecen!!!
Vale pero empezaré por tonto de los huevos que sonará más fino
gracias por el consejo
JAJJAJAJAJAJAJa UN POST GENIAL!!
Lo de la moneda más bonita me ha encantado! ajjajaa y lo del restaurante es que no tiene nombre!!
jajajaja!! buenísimo María!!!
Entrar por la puerta de casa y que alguien te pregunte "ya has llegado??" Solo mi cuerpo, mi mente está teletransportada a tomar por saco de aquí, no te jode!!!
Ruth
Ja,ja,ja, muy bueno, pero creo que tengo la repuesta para la segunda pregunta. Cuando en un restaurante te preguntan "¿Para cenar?", aunque a ti te parezca obvio que vas allí a comer, es porque hay gente a la que no le parece tan obvio que un buffet es un sitio al que vas a ingerir comida dispuesta con tal fin. Aunque no lo creais, no es la primera vez que, en un restaurante de alto standing, un par de señoras sientan sus reales posaderas en una mesa primorosamente montada para cuatro comensales y piden dos poleo-menta.
Coño!!! en serio que en los restaurantes la gente pide un poleo??? Hay frikies para todo, la verdad...
Anónimo, la pregunta de "¿ya estás en casa?" es taaaaaaaaan genial. Es como la de "¿Eres tú?"... no, soy un holograma, no te jode...
Me parto. Gracias, Mary. Necesita echarme unas risas hoy... vaya viernes más largo.
Jajajjaj, genial el post.
Aunque me de cuenta que soy una de las "tontas del culo"..
Cuando llega mi marido a casa, siempre digo ¿ya estás aquí?
Vale, sin comentarios, pero me sale,jajjaa por mas que le de vueltas y no tenga sentido, siempre caigo.
No todos somos perfectos,jejeje
ay jajajajajajaja
A mi me gusta la de "tienes hora?", yo digo que sí y sigo, porque si lo que quieres saber es que hora es, preguntame "perdona, me puedes decir que hora es?"
Si fueses tan amable de decirnos el nombre del local... para ir a dar una vuelta y pedir un gintonic a la hora de la comida!!
Por cierto, me queda una duda: que día exacto estás de cumpleaños?
Bicos.
Rectificación: ya sé el dia exacto.
No es necesario que te descubras...
Saludos.
La más desquiciante pregunta que me han hecho además trpecientas veces, era cada vez que me iba a mi pueblo de vacaciones y uno detrás de otro me decian " has venío????" hasta que un día hasta los huevos de contestar, pues si, me dió por contestar, "no soy fruto de tu imaginacion", no dejaron de preguntarmelo , pero las caras que se les quedaban era para verlas....
La gente a veces con tal de hablar dice lo primero que se le ocurre... en fin
Un beso me ha encantado el post!
p.d: mi madre me prohibió decirle a nadie que era fruto de su imaginación, me dijo que era una borde y que la gente luego murmuraba.... que yo me marchaba, pero ella se quedaba alli... ay que joderse!
Ely, el hermano de una amiga mia, cuando la llamabas a casa y preguntabas "¿Está fulanita?", te respondía que sí... y nada más!! jhajajajajajaja
Rubencito... ¿me estás diciendo en serio que ya sabes cuál es la fecha exacta de mi cumpleaños? ¿Pero de verdad de la buena?... porque si es así espero regalito, conste en acta!!!
Ay!!! Pati... de nada!!! A mandar, guapa!!!
Lucía, lo de "soy producto de tu imaginación" no tiene desperdicio!!! jajajjaajajaj
Iba a poner más frases de este tipo, pero más bien me voy a quejar ¿es que tenemos algún problema con el silencio? ¿no se puede bajar del ascensor con un vecino sin hablar?
Recuerdo mis viajes a la universidad. Eran largos y en tren, habitualmente iba sola con mi libro... salvo cuando te encontrabas con algún conocido, de esos con los que no mantienes conversación. Me sacaba de quicio no poder seguir leyendo porque las normas de educación "dicen" que hay que dar conversación.
Uy, Mari, ese es tema para otro post que llegará la próxima semana: esos amados "pesaos como mulas" que te dan la paliza mientras lees o escuchas música.
Yo tengo el mio particular, te lo aseguro... y no le soporrrrrrrto
Jajaja, mi chico me ha pedido prestado un libro ("cualquiera", me dice, "si total no lo voy a leer") para evitar las conversaciones "perrunas". Es decir, cuando baja a pasear a la perra y aparece otro dueño de perro con la consabida prgunta: "¿Qué raza es?".
A ver, es blanca con manchas negras y cara de dibujo animado, ¿a ti qué te parece, amante de los animales?
Pero cómo nos hemos reido con este post...
Te seguimos a partir de ya!
Tienes un blog genial.
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bss
Cuestiones de este tipo son ampliamente investigadas en la pragmalinguistica y la sociopragmatica. Suena raro, raro pero da muchas respuestas.
Mi madre llamando por telefono: Hola hija, ya estas en casa??? no soy el contestador automatico que lo tengo muy bien educao....
Lo del ascensor es otra historia, que daria para hacer la tesis.
María, voy a tener que buscar intermediario para darte tu regalo entonces, pq ese finde tengo planeado un finde en Barcelona (ya tengo el vuelo).
De todas formas, ya te adelanto que no sigo las reglas de los regalos, me gusta regalar algo práctico (así sea un mechero, un diccionario, un paraguas, etc...).
Mas que nada, pq aunque leo que te gusta la moda, regalar algo para ponerte es correr muchos riesgos!!
Pinkocha, yo no entiendo mucho, pero sino te quieres hacer un abrigo va a ser un Chihuahua, jejeje!
ay que me meo....la que es genial y tb tenemos hiperprogramada es la respuesta a la pregunta ¿todos bien, no? y tu automaticamente dices si, claro....aunque tu tia tenga una enfermedad importante y se encuentre ingresada en el hospital,o cualquier otra posible "maldad" familiar....
en fin, que nos autoprograman a veces para pregunatr y responder estupideces....
pero es responsabilidad personal la desprogramacion propia....
yo voto por los ascensores en vacio....esos en los que ni el vecino ni tu os sentis lo suficientemente violentos como para tener que dirigiros la palabra....
¡Hola!
Jajajajaja, muy bueno, pero, ¿qué sería de las relaciones sociales sin esas frases tontas? Es como llamar al portal de casa y decir "soy yo". Todos somos yo...
Me ha encantado, María, y que sepas que escucho siempre la música que pones cuando no la conozco. =)
¡Besotes!
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