LA DESPEDIDA DE MI AMIGA PI

Queridos y queridas, este fin de semana ha sido mortal de necesidad, y para rematarlo, mi chico ha decidido organizar una cenita esta noche, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y que mañana, como es el día del trabajo, nadie trabaja (bonita paradoja).

El caso es que después de un miércoles de cena, un jueves de copas y un viernes de eterna discusión laboral hasta las tantas de la mañana con golpe en la mesa incluído, llego el sábado mortal.

Mi amiga Pi (no es una apodo, es un diminutivo de su apellido) se casa el próximo día 12 y celebrábamos su despedida de soltera con un día de desenfreno y lujuria… bueno, tanto no, pero casi. Quedamos a las 10 de la mañana para recoger a la pobre criatura, que no tenía ni idea de nuestros macabros planes, y nos plantamos en la puerta de su casa (chalecito mega chulo en un barrio bien de la ciudad), con los coches “tuneados” con globos, pancartas y bocinazos. Vestidas de “chonis” (el plan lo requería), la hicimos bajar de su casa para acercarnos a una finca en Loureda. El plan era cabalgar por el monte –todas menos Pe (otro diminutivo) y yo. Ella porque su bombo de casi 6 meses se lo impide, y yo porque mi religión me prohíbe subirme a un animal que no tenga cuenta corriente. La novia encantada, con su chándal, su banda de “soy la novia más cachonda” y su velo del todo a cien. Nosotras, de vaqueros y banda a juego.



Después de comer en el restaurante chino que nos ha visto crecer –llevamos años yendo- fuimos a pasar la tarde a un spa muy mono pero que tiene un extraño concepto del glamour. No existe forma humana de estad “divine” con un gorro de plástico amarillo fluorescente. Pero los chorritos lo curan todo, mira tú.

La noche fue la gran sorpresa. Quedamos en casa de Anus para “disfrazar” a la novia, que cuando se quitó la venda de los ojos alucinó. Todas nosotras, total black look con estrella de sheriff con la leyenda “La Pi se Casa” y sombrero de vaquera con estamapado de cebra. Ella, mini falda vaquera, camiseta con escotazo en blanco, chaleco con estrella al uso (Me Caso), medias marrones, botaz marrones y sombrero de vaquera con estampado de leopardo. Todo muy “Pasión de Gavilanes”.

Y de esta guisa nos plantamos en el último hit restaurativo de la ciudad. La Fábrica, en Santa Cristina. Un restaurante donde comimos como reinas, nos trataron como marquesas (su reservado es un lujo para los sentidos y para la confidencialidad) y nos comportamos como… bueno, como señoritas seguro que no, porque el pobre camarero se ganó con creces la propina de esa noche.



Momento de confesiones (sí, lo sé, os dejé heladas, eh?, pero seguro que alguna ya se lo esperaba, jejeje), brindis y regalitos a la novia, que terminó etílica perdida dándolo todo por los bares de la ciudad.

Os dejo aquí unas cuantas fotillos del evento, en las que apreciar nuestros looks “ultra divinos” y nuestro pedo “mega fashion”. Para que veáis que en las despedidas de soltera también se puede ir ideal, aunque se vaya un tanto “provo”.

BUSCANDO EL LIPSTICK PERFECTO

Este fin de semana he pasado mucho tiempo –demasiado, diría yo- en el aeropuerto de Barajas. Y claro, cuando no sabes qué hacer y no tienes escapatoria, tus opciones se reducen. Cuando terminé de leerme el View of The Times, la Neo2, la Citizen K, la Tendencias y la Vanidad, no me quedó más remedio que vagabundear por la terminal 2… que, por cierto, es mucho más escasa en tiendas que la archi traída y llevada T4.

El caso es que acabé en la perfumería del aeropuerto – uno de los pocos lugares de este sitio que verdaderamente me gusta- y como el tiempo me sobraba no escatimé en pruebas y repruebas… buscaba, ya que estaba, el rouge ideal.



¿Y sabéis lo que he descubierto? Que no existe. Y eso que me esforcé en encontrar esa barra mágica que mantuviese el color bermellón de mis labios son convertirlos en un desierto. Encontré cosas parecidas, incluso algunas que casi casi me convencen. Por ejemplo, el Allure nº14 de Chanel me encantó. Era verdaderamente rojo, pero ponible, y su textura es cremosa sin resultar pringosa… pero… no aguantó tanto como a mi me abría gusta sobre mis labios.



Aguantó más un gloss rojo precioso de Clarins, que, sin embargo, era demasiado pringoso para mi gusto. Y perdió por goleada la gama de colores de Clinique, que evita el rojo como si de la peste se tratase.



En resumidas cuentas, descubrí que Chanel terminará por ser mi marca de lipstick, aunque tendré que retocarla más de lo que me gustaría. Y todo porque soy, pese a mis esfuerzos, anti-gloss.

Y es que, no sé por qué, pero no aguanto nada bien la textura casi impermeable de este tipo de cosmético. Demasiado meloso, incluso engorroso… soy más de barra clásica, aunque, eso sí, no puedo con esos colores nacarados que parecen ser los reyes del verano, a juzgar por las gamas de novedades que encontré.



¿Qué opináis vosotros? ¿Cuál es vuestro color de lipstick favorito? ¿Tenéis marcas fetiche?

EL RINCÓN MÁS KITCH

Este pasado fin de semana visité A Guarda, en la frontera entre Galicia y Portugal. Es un sitio que me encanta porque tiene un “charm” especial. Es pequeño, casi un pueblecito –comparado con A Coruña, y mucho más con Madrid, por ejemplo-, pero está lleno de recovecos maravillosos.
Además del Monte Tecla, de una desembocadura magnífica –la del Miño- y de unas calles con mucho trajín, A Guarda está lleno de locales espectaculares. Bien decorados, de todos los estilos y con mucho, pero que mucho gusto, son uno de sus mayores atractivos –al menos para mi, que soy “ave nocturna”.

Las fotos que cuelgo aquí son de un rincón especialmente particular. No es el más bonito, pero a mi me llamó poderosamente la atención el aire retro de esos sofás –comodísimos, por otra parte-, y la combinación de los colores rojo, negro y blanco, una de mis favoritas con diferencia.





El aire ochentero del local se completa con una pared empapelada con fotos en b/n de cientos de artistas muy new age, y con mesas y taburetes altos en los mismos tonos de este rincón tan “adorablemente kitch”.

¿Qué os parece?

COSITAS QUE ME ENCANTAN DE ESTOS LOCOS MESES DE PRIMAVERA

Anda el tiempo un tanto revueltillo -mira, igual que mis hormonas, ¿será cosa de la casualidad?- pero ya se sabe que la primavera es así. En estos meses pre-estivales lo mismo te chamuscas bajo un sol justiciero en una tarde de compras, que te embarcas en canoa bajo el aguacero más inhumano.

Y es que esto de la primavera es, desengañémonos, lo menos parecido a esa bucólica imagen que hollywood trata de vendernos. Se te descoyuntan las hormonas, el humor se te pudre, el armario se te marea de tanto bajar jerseys y volver a subirlos, y encima, como la humedad ambiente es una constante, no logras que el pelo se domestique correctamente.

Pero, ay amigos, aún así, la primavera tiene cosas que me encantan, me enamoran, me encandilan.


He aquí el top ten de la primavera para esta servidora que suscribe:


  • Los días más largos, sobre todo esos en los que sale el sol por la tarde y puedes quedar con unos amigos para tomar una cañita en una terraza.



  • El inconfundible y maravilloso olor a mar que invade la ciudad, muestra inequívoca de que el océano anda revuelto, pero feliz.




  • Esos rayitos de sol que permiten lucir, a media tarde, camisetas sin rebequita. Yo creo que la felicidad se parece mucho a una tarde de terraceo con jeans, converse, camiseta de manga corta y escotazo y gafas de sol, bien acompañada.

  • Lo guapos que se ponen los chicos cuando se quitan el jersey gordote y se quedan en camiseta... mmmm... esos bracitos... Y, de paso, lo alegres que se ponen al ver carne liberada de ataduras gracias al solete.

  • Los zapatos de punta abierta, es decir, los famosos peep toes. Si es que ver una uñita pintada de rojo pasión asomando de unos buenos tacones en una noche primaveral da una alegría!!!



  • Poder comer helados por la calle paseando sin que nadie te mire como si te faltase un tornillo.




  • Las churrascadas, las cenitas, los planes para comer juntos en domingo... no sé por qué, pero parece que cuando abril se asoma, nos entran unas ganas locas de quedar con cualquier excusa gastronómica, lo mismo da una tortilla que una mariscada.

  • Los escaparates llenos de color, con esos complementos vibrantes e hipnóticos. Pasear se convierte en una experiencias supra sensorial, y me encanta.


  • Las cazadora,s chaquetas, boleros... todo aquello que sustituye al abrigo. Aunque cuando llega noviembre me apetece horrores rescatarlo del altillo, a estas horas me muero por desterrarlo y sustituírlo definitvamente por mi cazadora de cuero y mi americana de paño suave.





  • Y, por encima de todo, esos días libres que nos proporciona la semana santa. Este años los dedicaré a pasear por el monte, a tostarme en las terrazas mientras bebo cerveza helada y como aceitunas con hueso, a escuchar música en directo y, sobre todo, a descansar.

Así pues, me voy, y no gregresaré el mundo internáutico hasta el próximo martes. Espero que seais muy felices y que disfruteis de estos días de revolución.

Besos!!!!

ALEGRÉMONOS LA VISTA

Pues sí, señoras y señores, ha llegado definitivamente la primavera nuestras vidas, o por lo menos a mi ciudad, que hoy ha amanecido completamente soleada y con olor a mar... mmmmm...

Y, siguiendo la tradición que inición Sexo en Chamberí, y que continué nuestra amiga Jouu en sus particulares avernos, a mi también me han entrado ganas de hablar de tios buenos. Bueno, hablar y otras cosas, pero en el blog de momento me conformo con hablar, o mejor dicho, escribir.

Reconozco que en general soy una mujer "de vista fácil". A mi casi todo el mundo me parece guapo. O, al menos, a todo el mundo le encuentro algo "interesante". Vamos, que o eres el Jorobado de NotreDame, o seguro que me parece que tus ojos son monos, tu boca es bonita o tus manos son encantadoras. Y, al igual que Carlota, los hombres de derechas me ponen bastante poco -o nada-. Para mi una mente abierta y liberal es muy, pero que muy sexy.

Aún así, tengo, evidentemente, mi pequeño "ranking" de bellezones -masculinos y femeninos, he, pero ahora mismo, hetero que es una, me interesan los masculinos- Hablamos de belleza física, que quede claro. De esos hombres que, oye, es que es verlos y ponerme mala, todo uno.

Y en cuestión de hormonas descontroladas, ay amigas, para mi no hay discusión: Gael es el rey.




Miradle bien, por dios. Ni muy alto, ni bajito, ni gordo ni delgaducho. Esos ojos que parece que hablan, esa boca... dios mio esa boca!!!. Esos pelos "despeluchados" que me ponen, me ponen, me ponen!!! Y encima es inteligente, dinámico, con carisma... y habla castellano, que, desengañémonos, importa poco a la hora de la acción pero ayuda mucho para conseguir "actividad" con un tío.

Después de Gael hay otros, pero aquí ya sí que me quedo sola. Es que todos tienen algo. Aunque no todos tiene ese punto "macarra" que parece ser una constante en mis elecciones masculinas. Por ejemplo. Sawyer (ni si quiera sé cómo se llama el actor, pero con esa cara y ese cuerpo, ¿a quién le importa el DNI?).




Tiene es puntitio "soy malo pero en el fondo soy un pedacito de pan" que, inexplicablemente, me pone.

Y, sin embargo, y pese a mi "amor" por los rebeldes despeinados, existen hombres de los de "yo nunca he roto un plato" que me chiflan. Es el caso del protagonista de Prison Break. Vale, en principio tiene cara de niño bien, pero esa mirada de "me tortura mi pasado" me vuelve loca.



Que conste que no pretendo provocar la hecatombe del siglo, y sé que estos temas han causado polémica en otros blogs. No es que vea a los hombres como objetos, pero... todos tenemos fantasías no?. Prometo hacer otro post desde el ángulo femenino, con todas esas bellezas que admiro y envidio.
¿Y vosotras qué pensais? ¿Quiénes son los protagonistas de vuestros sueños más lúbricos?