UN MOVIMIENTO SEXY...

Abro el Elle de octubre y tropiezo con los ojos aguamarina de un Ricardo Darín que lleva los años divinamente.






Raquel Sánchez Silva le entrevista de una forma un tanto personal y un mucho libidinosa, reconociendo que, sin un porqué, sin un cómo, se dejaría robar con este argentino de cadencia europea, y, pese a que Darín no es, ni de lejos, mi tipo, me reconozco en la entrevista como esa mujer dominada por unas hormonas que dice “adelante” cuando “so” parece la palabra correcta.

Es lo que los seres humanos llamamos atracción. Una fuerza mayor, un atenuante tan importante como pudiese ser la enajenación mental transitoria, que nos impide ver más allá de una libido extrañamente descriptible.

No se trata del físico. Al contrario, la libido se dispara muchas veces por sentidos que van mucho más allá de la vista: un olor, un roce inesperado, una sonrisa o sencillamente una personalidad que de deja ver más allá incluso de la primera conversación, son tan o más efectivos que un físico atractivo.

En eso los argentinos, aunque suene a tópico, tienen un punto especial, por eso entiendo el embelesamiento de la Silva ante un maduro y extrañamente atractivo Ricardo Darín.

Yo soy una mujer de libido fácil, como dicen mis amigas. A mi todo el mundo me parece guapérrimo –bueno, casi todo el mundo-, pero soy de las que controla los impulsos con asombrosa maestría… casi siempre.

El sábado, por ejemplo, no fui capaz. Paseaba yo por Daisy Market con Ely, Pinkocha y la niña de Ely (que de niña tiene cada día menos y de estilista perfecta cada día más), y tropecé con una camiseta que me encantó. Sencilla, pero tenía algo… pasé de largo del stand porque no tenía muy claro si quería comprarla o no, pero cuando ya nos íbamos, se me antojó la dichosa camiseta.

Volvimos Ely y yo, divinas como siempre, hasta el stand de estos jóvenes diseñadores, y cogía la camiseta con su percha, dispuesta a pagar sin contemplaciones. Y cuando ya tenía la cartera en la mano, una sonrisa maravillosa y unos ojos verdes que quitaban el sentido me dicen “¿no te la quieres probar?”.

Yo llevaba puesto un vestidito de Sita Murt y unos leggins, azul tinta ambos, y de repente me visualicé a mi misma en sujetador y leggins, en medio de Expocoruña, probándome la camiseta, y casi me desmayo del susto… hasta que veo como aquellos ojos verdes me abren una cortina medio transparente y me dicen “te puedes quitar el vestido aquí si quieres”… miré a Ely… Ely entendió perfectamente que no tenía otra opción, e inmediatamente me metí tras la cortina translúcida para, con el mejor de mis contoneos, deshacerme del vestido para probarme la camiseta con los leggins, que evidentemente no son la mejor de las combinaciones posibles, pero que en ese momento me parecían el atuendo más sexy posible.

Asomé medio cuerpo desde el improvisado probador para enseñarle a Ey el resultado y aquellos ojos verdes volvieron a acercarse a contemplar su creación: una mujer de 30 años actuando como una loca desatada adolescente. “Te queda perfecta”… y como si me hubiese pedido matrimonio, oye, sísísísísí!!!!!

Me llevé la camiseta, obviamente, y no me lo llevé a él porque el que tengo en casa, bien mirado, me gusta más… y porque creo que no aceptaban Visa, qué le vamos a hacer. Pero sobre todo me llevé un subidón hormonal maravilloso que supe aprovechar muy bien, y la alegría de saber que será complicado que la vida me deje muerta por dentro… si es que los hay que nos puede la sangre!!! Jajajaja.

¿Y vosotr@s? ¿Sois de libido sensible, o sois de los que necesitan mucho para despertar el deseo?

¿Habéis tenido algún ataque de libido?

NACÍA PÁ CURRAR

…así podría titularse la historia de mi vida.



Veréis, ayer fui a que una bruja me leyese las cartas y la mano. La recomendación me venía de alguien a quien aprecio y quiero mucho, y me apetecía ver un poco más allá de mañana en mi vida, después del añito que he tenido, así que me planté en el despacho de esta señora… y la verdad, todavía estoy un poco en shock.

Lo primero que tengo que decir es que las brujas ya no son lo eran, amigos. Nada de viejunas feas como pegarle a un padre que te leen la mano en una caravana destartalada. Esta señora viste con clase, va bien peinada y maquillada, y atiende en un salón de estilo zen en el medio de una de las calles más caras de la ciudad, vamos, en la Milla de Oro coruñesa. Es educada, habla con propiedad y cultura y maneja un pedazo de Nokia N97 que de deja muerta nada más verlo… y no, no cobra mucho (en mi caso, 35€, por si a alguien le interesa saberlo).

Lo segundo, que según ella a mi sería difícil echarme “mal de ojo” porque soy una persona llena de energía positiva, por lo que a veces, según contó, despierto envidias a mi alrededor que provocan pequeños caos en mi mundo, pero nada grave, según dijo… soy, por lo que se ve, una persona afortunada, y así me lo mostraron las cartas y mis manos.

¿Acertó? Pues eso depende de cómo queramos mirarlo. Algunas cosas sí, otras no, y algunas no las sabré hasta que pasen los años y le den o le quiten la razón a la bruja… pero lo que más me preocupa es que todo, absolutamente todo en mi vida parecía girar en torno al mundo laboral.

Me habló de éxitos laborales, de ascensos, de reconocimiento por mi trabajo… hasta de un amor en el trabajo… todo, absolutamente todo, ligado al tema profesional. Según ella misma dijo, hay gente que nace marcada por lo afectos. Yo soy del grupo de los que hemos nacido marcados por nuestra profesión, y moriremos con ella. Vamos, soy, lo que se dice, una pringada de tomo y lomo.

Y no os creáis que mi profesión no me gusta, que me encanta. Y oye, eso del éxito laboral, eso del reconocimiento social, y lo de los sueldos jugosos y lustrosos suena genial, pero… no sé… oye, que hasta mis amores presentes y futuros me los encuentra ligados al trabajo… qué desgracia la mía, que viviré trabajando hasta el día de mi muerte… que por cierto llegará casi seguro antes que el de mi jubilación.

Si es que ya lo decía mi madre: que los hay que nacen para ricos, y desgraciadamente yo no soy de esas. Nací para triunfar, eso sí, pero a base de trabajo duro y bien hecho, y de sudor, mucho sudor, porque con todos los traslados que voy a tener que hacer no veas la paliza que me voy a meter p´al cuerpo, vamos. Me ve trabajando en la menos dos ciudades diferentes: una capital europea y una ciudad más cercana a Coruña, a las órdenes de un hombre mayor con mucho poder… vamos, que Fraga vuelve a la política y me contratará de Jefa de Gabinete… y yo sin enterarme, oye, jajajaja.

Hablando en serio, me dejó preocupada la bruja, porque el sueño de mi vida siempre ha sido ser millonaria… pero claro, yo creía que lo lograría a base de braguetazos o de premios de lotería llenos de ceros (a la derecha, se entiende) y parece ser que no, que llegaré lejos y que económicamente no me irá mal… pero que seré una currita toda mi vida.

En el resto de los aspectos de mi existencia… me ve embarazada (cosa que espero no suceda, al menos ahora es lo que espero), me ve emparejada pero sin casarme (S., asúmelo, ganaré la apuesta y no hay más que hablar), me ve feliz y realizada, y ve una crisis con mi actual pareja motivada por la aparición en mi vida de otro hombre, compañero de trabajo (como no podría ser de otra forma), que por otro lado, según la descripción que me dio, no está nada mal. Y oye, si tiene que haber crisis –y posible ruptura, dijo- al menos que sea porque “el otro” merece la pena, porque si no, vaya mierda de crisis… vamos, digo yo.

Total, que si algún día desaparezco de la bloggsphera ya sabeis dónde encontrarme: en el despacho. Ahora, en cuál, aún no lo sé… ains, qué vida más triste, coño.

P.D.: Toda una experiencia esto de que la “embrujen” a una. Quiero dejar claro que salí de buen rollo de la consulta de esta señora y que no fue ni desagradable, ni raro, ni traumático… igual otro día me animo y repito, no sé, dentro de unos años. Por ver si ha cambiado mi futuro.

SE ALQUILA...

Mi hermano pequeño se independiza.



Bueno, a lo mejor antes de seguir con el post debería aclarar que mi hermano “pequeño” tiene 21 añazos camino de los 22 y le da vuelta y media en cuanto a desenvoltura a muchos treintañeros.

Lo verdaderamente relevante del asunto es que mi queridísimo brother ha tenido que buscar apartamento por primera vez en su vida, y la peripecia me ha hecho rememorar aquellos tiempos en que mi hermana y yo buscábamos, como Tarzán y Su Puta Madre piso… en Madrid.

Buscar piso –de alquiler- es una peripecia digna de un libro, pero como no tengo ni tiempo ni talento lo resumiré en un post. Básicamente, buscar una casa habitable, a un precio razonable, en medio de cualquier urbe de tamaño superior a los 10.000 habitantes y cuyo estado no nos haga recordar un holocausto zombie es lo más parecido a buscar el Santo Grial: muchos lo han intentado, algunos creen que lo han conseguido… pero casi ninguno ha regresado vivo para contarlo.

Recuerdo con estupor que el año en que me puse a buscar piso en mi periplo madrileño –agonizaba el siglo XX y aún pagábamos en pesetas-, probé suerte bajando a por el Segunda Mano a eso de las 08.30 de la mañana. Cogía el periódico, marcaba los anuncios que me resultaban interesantes, y me ponía a llamar. Al principio esperaba hasta las 09.30 de la mañana porque mi sentido común me indicaba que llamar antes a una persona humana era, más que de mal gusto, delictivo… después me di cuenta de que yo era la única persona que buscaba piso guiándome por el sentido común y no por el instinto de supervivencia: o sea, sálvese quien pueda.

Así que cambié de estrategia: bajaba al kiosko a las 06.30 (porque no abría antes) y comenzaba a llamar antes de que el reloj marcase las 07.30: “Ay, lo siento, ¿le he despertado? Pues es que llamaba por el anuncio de alquiler”.

Con el tiempo y la práctica aprendes que el lenguaje inmobiliario tiene sus propias normas, y un vocabulario especialmente particular en el que leer entre lineas es, más que recomendable, completamente imprescindible:

“Piso céntrico ideal parejas” = apartamento en medio de una calle mega ruidosa donde caben dos que se quieran mucho, mucho, mucho, y que no tengan intención de discutir jamás, porque no tendrán espacio.

“Distribución clásica” = Tiene más habitaciones italianas (o venecianas) que ventanas.

“Salón comedor en dos alturas” = Hay un escalón en medio de la sala que, como no lo señalices son las balizas de los aviones, te metes una hostia cada vez que trates de ir de un lado a otro.

“Abuhardillado, zona Austrias” = En el dormitorio no cabes de pie ni aunque midas 1.50m.

“Edificio tradicional en la zona centro, de construcción clásica” = Es una corrala donde el baño está en el pasillo y lo más parecido a una ventana es un pequeño respiradero sobre la cama.

Y esto sólo por poner unos cuantos ejemplos, porque podría seguir…

En la zona de Moncloa vi un apartamento que tenía el baño en la cocina, separado del fregadero y de los fogones por un biombo de madera… muy práctico, porque así puedes calentar la leche por las mañanas mientras haces pis leyendo el periódico. Todo en uno, oye.

En Fuencarral me enseñaron uno que no tenía baño. El lavabo, comunitario, estaba en el pasillo. Era común a toda la planta –un segundo-… y no tenía más que wc y lavabos. Cuando pregunté por la ducha el casero me espetó en la cara que “mujer, ducharse no es imprescindible”. Pedían por el la friolera de 60.000 pesetas al mes (de las de entonces).

Topé incluso con algunas agencias que me cobraban 5.000 pesetas mensuales por enseñarme pisos presuntamente en exclusiva que luego encontraba yo misma anunciados en la sección inmobiliaria de cualquier diario.

Fue precisamente una de esas agencias la que me puso en contacto con un presunto casero que alquilaba un apartamento –dos habitaciones, salón, cocina, baño, amueblado, completamente equipado- en la zona de Moncloa… estaba forrado de madera de arriba abajo. Hasta los sillones eran de madera. Evidentemente quedaba prohibido colgar nada de nada en las paredes, y, por supuesto, no se podía mover ni un mueble de su sitio ni para pasar el mocho. Eso sí, la traca final llegó cuando el individuo en cuestión me preguntó si yo salía de la ducha en toalla o en albornoz “te lo digo porque por la ventana del baño se ve todo, así que te recomiendo que te compres un albornoz”. Por si quedaban dudas, ese tampoco lo alquilamos.

Mi búsqueda de piso en Coruña fue más sencilla, aunque vi también algún caso denunciable –apartamentos de menos de 25m2 por más de 400 euros al mes donde el suelo estaba inclinado-, pero tarde poco en encontrar el piso donde aún hoy vivimos. Céntrico, ni grande ni pequeño, bonito y luminoso. Me enamoré nada más verlo. Tiene sus defectos, sí, pero me gusta mi casa.

Y me gusta también la de mi hermano. Un apartamento pequeño y acogedor muy cerca del mío que quedará de lujo en cuanto terminemos de darle “el toque”. Eso sí, demasiado rápido y eficaz me ha parecido esta búsqueda inmobiliaria… a lo mejor es que los tiempos han cambiado y encontrar piso ahora se hace más sencillo y asequible…

Yo, por si acaso, voy a aprovechar mi bitácora internáutica para comunicaros que en breve mis hermanos y yo pondremos en alquiler la que fue la casa familiar: céntrico, amueblado, piso en perfecto estado ideal familias. Preguntar por Si Es Que Así No Se Puede.

PÉSAME

AVISO A NAVEGANTES: Este no pretende ser un post triste. Es un post humorístico, y está, por tanto, cargado de sentido del humor. Si sois de los que os parece mal que se frivolice y se reste importancia a las desgracias, no lo leais. Si no, seguid adelante, pero, por favor, nada de pésames en los comments.

El “Te acompaño en el sentimiento” ha pasado a la historia, queridos míos. Lo que se lleva en el siglo XXI a la hora de dar el pésame es algo mucho más moderno y divertido.


Hace unos días pasé por ello. Estaba yo en Pompas Fúnebres (que es el tanatorio más céntrico que hay en Coruña, y que tiene un nombre espantoso a la par que decimonónico), y por allí paseaban familiares, amigos, conocidos y completos extraños.

De los primeros y los segundos lo que obtuve fueron invitaciones a tomar una caña, a comer, o a descansar, y, afortunadamente para mi, en la mayoría de los casos, comentarios divertidos e historias hilarantes que me hicieron más llevadero el mal trago.

Pero de los segundos y los terceros… de los conocidos y los extraños escuché una frase lapidaria, que me dejó muerta en un principio, pero que terminó por ganar por goleada a las ya clásicas “Te acompaño en el sentimiento”, “Es una lástima”, “Lo siento mucho”, y hasta la manida y radiofónica “No somos nadie”.

La frasecita que más veces escuché de entre quienes se acercaron a mí para trasladarme sus condolencias fue (agarraos, que vienen curvas):

“Bueno guapa, aunque la Ministra no lo recomiende déjame que te de dos besos”.



¿¿¿¿¿?????????¿¿¿¿¿¿¿????????

Es que no lo comprendo. Me quedé helada, en serio… ¿Cómo que “aunque la Ministra no lo recomiende”? no había escuchando un pésame más raro en mi vida…

Pero es, queridos míos, la Gripe A ha llegado ya hasta los Tanatorios… ¡¡¡Pero si hasta el
Elle de septiembre le dedica un artículo al dichoso bichito!!!!

Yo es que me veía allí, perdida y somnolienta, buscando con la mirada a alguna de mis amigas o de mis hermanos para poder salir a tomar una caña y despejarme un rato, escuchando a esos seres completamente desconocidos soltarme esas prendas… y os lo juro que llegué a creer que estaba en medio del rodaje de una película homenaje e Buñuel y nadie me lo había dicho… ¿Pero dónde se ha visto hablar de política en un tanatorio? Si es que esto ya no es lo que era, hombre.

Aunque para surrealismo extremo, el del “extraño caso del silencio incómodo”.

Yo me dedico, ya lo sabeis, a estas cosas del protocolo y demás tontadas, así que ante la siempre incómoda situación de que alguien para ti desconocido se acerque a lamentar tu pérdida, me sentía JASP total (Joven aunque sobradamente preparada, vamos)… pero resulta que no, que hay algo, no sé qué, que se me escapa… y me mosquea.

Primero la cosa empieza con normalidad. El desconocido se te acerca, te suelta el tema del beso de la ministra –que ya deberíamos empezar a llamarlo así, porque se merece tener nombre propio el asuntillo-, y luego suelta dos o tres lugares comunes más. Aquí ya va un poco al gusto del consumidor, desde “era una bellísima persona” hasta “no somos nadie” pasando por “hay que ser fuertes”, podéis elegir.

Y llegados a este punto es cuando sucede el Expediente X.

El desconocido te toma de la mano –invadiendo, reconozcámoslo, tu espacio personal sin previo aviso-, y te mira fijamente a los ojos.

Tú en ese momentos sonríes ligeramente, ladeas un poco la cabeza y dices “muchas gracias por venir, de verdad”… y… y….

Y NADA!!!!

NO PASA NADA!!!!!

PERO NADA DE NADA!!!!!!!

El tío –o tía- sigue allí, mirándote fijamente, con tu mano apresada entre las suyas. Tú sospechas que está esperando algo, y que posiblemente es algo que debes hacer o decir tú… pero no se te ocurre nada, y claro, se forma un silencio extraño e incomodísimo que sólo puede romperse de dos formas posibles.

1.- “Disculpad, tengo que ir a saludar a la tía Monona, que acaba de llegar”

2.- Tirando fuertemente de tu propia mano para que te la devuelva y buscando con la rapidez de una gacela a un amigo que te invite a una copa para superar el momento.

Yo recomiendo fervorosamente la combinación de ambas fórmulas, en el orden indicado, para poder largarte rápido y quedar bien al mismo tiempo,

En fin, señoras y señores, este es mi regreso al mundo cibernético.

Yo, aunque la Ministra lo recomendase, no os besaría, porque pondría la pantalla llena de carmín y es muy malo de quitar, pero sí os digo con entusiasmo que…

…os he echado de menos.

Feliz Reentré.