LA BODA DE MI MEJOR AMIGA... O ese evento social al que unos llaman enlace y otros llamamos tortura

Cuando una de tus mejores amigas te dice que se casa, pues tú haces dos cosas: la primera, alegrarte por ella (pese a que tú, personalmente, no crees en el matrimonio). La segunda, plantearte por qué demonios a la gente le gusta tanto complicarte tu aplacible y tranquila existencia.

Porque una boda es todo un acontecimiento que pasa por diferentes fases de lo más conflictivas, que, al menos en mi caso, termina por dejarte mentalmente exhausta antes incluso del “sí quiero”.

Y dado que este año me he transformado en un experta en enlaces, he decidido elaborar una de esas listas que tanto me gustan, con …

LAS 3 TERRIBLES FASES POR LAS QUE ATRAVIESA CUALQUIER INVITADA A UNA BODA

1.- FASE DESPEDIDA: Cuando la novia es del círculo más íntimo, toca organizar despedida de soltera. Mi experiencia en estas lides es de lo más variopinta, la verdad, pero siempre hay un leit motiv común: pase lo que pase, jamás conseguirás que todas las amigas de la novia estén de acuerdo.




Pueden suceder cualquiera de las siguientes cosas:

-Si la novia es pelín siesa, de esas que no pueden con la life, seguramente habrá hecho constar su expreso deseo de que la despedida sea algo “sencillo y tranquilo”… pero aquí es cuando las amigas no se resisten a hacerle la putada, y comienzan a organizar una fiesta con boy, parapente y asalto a mano armada, en plan “Indiana Jones”. En este primer supuesto es muy posible que alguna amiga sensata se enzarce en una extensa discusión con las demás, en aras del sentido común.
-Si la novia y las amigas están de acuerdo en el tipo de fiesta que se va a celebrar, lo más probable es que la incompatibilidad de fechas haga peligrar la estabilidad de la pandilla. Si la que vive en Valladolid sólo puede venir el día 8, ese día no puede la que vive en Bilbao. No falla.

Al margen de estos dos supuestos –no incompatibles- se añaden las discrepancias con respecto al atuendo (disfraz, no disfraz, qué disfraz…), los regalitos del momento, o incluso el restaurante de la cena. Vamos, toda una odisea.


2.- FASE REGALO:
Superada la despedida, es el momento de elegir el regalo. Aquí también se dan diferentes opciones, a cuál más terrible:

-Si regalas tú sola o con tu pareja: Cuando llegues a la lista de bodas, todo lo bueno estará escogido y sólo quedará el exprimidor, y una cubertería que vale lo mismo que una casa en Miami. Si decides escoger tú el regalo, tendrás que luchar enérgicamente contra ese impulso natural que nos obliga a regalar inutilidades del calibre de un marco de plata –grabado, que así no lo pueden cambiar luego-.


-Si regalas con un grupo de amigos: Aquí todavía hay más subtipos. Si en la pandilla hay solteros y “arrejuntados”, se entrará en la eterna discusión de su las parejas deben pagar por dos, o algo menos (argumento: “es que él no es amigo de ella, sino mi novio-amante-marido”). Superado este escollo, advertiremos que estupor que tenemos amigos ultra-mega-super-millonarios que afirman que poner menos de 500€ por cabeza sería una cutrez, y otros algo ratillas que aseguran que 40€ de cubierto es más que suficiente. En ese momento es cuando descubres que no sabes de dónde ha nacido esta pandilla tan extrañamente heterogénea.

3.- FASE VESTIDO Y CHAPA-Y-PINTURA: Aquí los chicos lo tienen algo más sencillo, pero nosotros… ay!!!


-Primero debes decidir lo más básico: ¿corto, o largo? Aquí el protocolo es de bastante ayuda… salvo que tu amiga, que ya le vale, ya, haya decidido casarse a las 18:30 de la tarde… en noviembre, por ejemplo. Porque eso… ¿es una boda de día o de noche?...


-Una vez que has escogido eso, te lanzas a la búsqueda del vestido ideal. Si en tu armario tienes cientos, ninguno te gustará, es un hecho. Patearás todas las tiendas del mundo en busca del modelito ideal, que encontrarás, por supuesto, en la boutique más exclusiva (esa en que entraste “sólo para coger ideas”, porque no te podías permitir ni medio metro de forro de una falda de saldo). Por supuesto, no te lo llevarás, pero ya ningún otro outfit te convencerá.


-Cuando por fin veas un vestido mono y asequible, comprobarás con estupor al probártelo que…¡¡¡ no te entra!!!. Harás lo imposible por caber, pedirás una talla más (que, por supuesto, no tendrán) y terminarás por claudicar.


-En el momento en que encuentres el vestido que puedes permitirte, no te queda mal y existe en una talla superior a la 32, sucederá una de estas tres cosas: o bien al llegar a casa te das cuenta de que no tienes complementos que le vayan (y por supuesto no los encontrarás a tiempo para la boda); o bien a tu chico no le convencerá en absoluto; o peor aún: otra invitada lo tiene igual.


-Pero si aún así consigues llegar hasta aquí… bueno, entonces es posible que el esmalte de uñas se te salte antes de salir de casa, que no tengas lipstik adecuado, o que ese peinado que te han/has hecho te haga parecer un mal clon de Terelu Campos…





…Y esto es sólo el pre-calentamiento. Prometo un nuevo post sobre todas esas cosas que son invariables de boda en boda y que hacen que ser soltero merezca –y mucho- la pena.

11 comentarios:

Patry dijo...

jajajaja anda que nose omo te las apañas que siempre lo describs todo tal y como es!!!Que verdad es que nunca nadie se pone de acuerdo ehh,y bueno lo del vestido ya ni te cuento.....que coraje me da encontrar el vestido ideal y medio bien de precio y que no tengan mi talla!!! es que es me rebientaaaaaa.
En fin sea como sea, al final terminamos iendo medio decente a la boda no?? Lo importante es pasarlo bien y que la compi que se casa este feliz.besosss

Rosa dijo...

Esta muy buena tu descripcion ademas eso con pocos cambios es universal.
Una pregunta ¿ donde queda exactamente el restaurant japones del Paseo Maritimo? Gracias

María dijo...

Jajajajaj, es verdad que acabamos llendo medio bien, y que luego, con el pedo que llevamos, hasta nos importa un pepino que el vestido no sea el de medio millón que vimos en Armani... pero vaya marronazos las bodas!!!

Rosa, el Restaurante se llama Tempura, está a la altura de la calle Juan Canalejo, justo en el paseo, al lado de un Telepizza (jejej, que poco glamour...) Si sabes donde está la Delegación de Hacienda, pues es en la manzana siguiente, si vienes desde Riazor.

Rosa dijo...

Ya se donde es mas o menos. Gracias

Anónimo dijo...

La verdad, nada más que la verdad, jajajaj, me gusta cómo planteas las cosas.
Me encanta Tempura mmmmm
Besos

Anónimo dijo...

¡Lo del esmalte de uñas no falla! ¡Siempre salta! Por eso yo me he rendido y no me pinto las uñas para una boda...

Y con el tema de los vestidos, tengo el mismo problema de las tallas pero al revés, ¡a mi todos me quedan grandes! Y me pregunto... ¿como puede haber mujeres con tantas tetas para rellenar esos escotes????

Y total, si al fin y al cabo luego nadie se va a saber si tu vestido es Armani o Zara (como no lleves la etiqueta por fuera jeje), porque tu tampoco te vas a fijar en los vestidos de tus amigas... porque aunque nos duela, la prota es la novia.

¡Me encantan las bodas!

Buen post (Ana)

María dijo...

Cloe, gracias

Ana, lo del esmalte de uñas es un clásico atemporal... y lo de los vestidos... pues chica, qué suerte, porque en mi caso todo va bien hasta que llega el momento de abrocharlos a la altura del pecho... entre que tengo mucha esplada, y mi 95 amplia, todos me estallan!!!

Es cierto que la prota es la novia, pero lo de no fijarse es relativo, a mi me encanta mirar modelitos de otras para sacar ideas para las futuras bodas.

Anónimo dijo...

Bueno, y escribe también un post sobre tu vestido después de la boda o "de como en la tintorería se cargaron el vestido de 300 euros que me compré hace mes y medio para la boda de mi mejor amiga". De verdad que no sé si reirme o echarme a llorar.

Anónimo dijo...

Y como dice Yaiza, ¡el momento tintorería! ¡Tachán tachán!

Con las tintorerías pasa como en el reportaje aquel de camara oculta que hicieron en consultas de destistas ¿os acordais? Nunca nunca nunca y nuuunca os fiéis de lo que os dicen en la primera tintorería a la que vayáis. ¡Pedir siempre 2º "diagnóstico" o 3º si no os convence!

Yo llevé el año pasado un vestido verde de satén que yo creo que más sucio sería imposible de llevarlo. En la primera tintorería me dijeron que no tenía arreglo porque no se podía limpiar ni en seco, en la segunda que lo podrían intentar, pero a cambio de un "módico precio", y yo, que no me quedaba muy convencida, fui a otra tintorería, me lo dejaron impecable por tan sólo ¡20 €!

Un saludo (Ana)

María dijo...

Oye ,pues lo de las titorerías me viene de perlas, porque aún no he llevado el de la boda anterior... y da terror, para ser sinceros.

Ana García Ordóñez dijo...

jajajajaj maria eres la repera de verdad! jejejejeje

pues yo con el momento tintorería o superlimpieza como le llamamos aqui... no me asusto... el vestido seguro no te lo volverás a poner, así que a) o te arriesgas y lo lavas a mano como antaño, haciendo caso omiso a la etiqueta, que la mitad de las veces no tiene razón en lo qu edice... o b) te arriesgas y lo llevas.

EN mi caso depende de como ande de curro, porque te puedo asegurar que he lavado las sedas más salvajes en casa y las he planchado después, y no ha pasado ni un botón, jeje.

Muakissssssssssssss