Siempre me ha hecho gracia el término “Rodríguez”, porque me parece algo como decimonónico, antiquísimo… vamos, pasado lo mires por donde lo mires. Pero en mi caso, el sábado era la definición perfecta para mi estado transitorio: mi chico de fin de semana en las fiestas de su tierra (él que podía, que o curra hoy y aún estará durmiendo la resaca, qué envidia), mis amigos durmiendo la movida del viernes, y yo con todo un día completito para mi solita, hasta que a las 19.30 comenzase la sesión oficial de cañas de cada sábado, que, por cierto, aún no ha terminado… pero esa es otra historia.
El caso es que, con la perspectiva de tanto tiempo libre, y con cierto mono de shopping, me decidí a deslizar mi mañana entre las tiendas del centro, a ver qué se cocía en la nueva temporada.
Paseé por Zara, Mássimo Dutty, Bershka, Sacha, Armad Basi, Bimba & Lola, Purificación García, y varias boutiques pequeñas, sin resultados. Nada de lo que vi me llenó el ojo. Tal vez un par de cardingans de algodón en Zara, que seguramente terminaré por comprar –prácticos, versátiles, y bien de precio-, y un bolso en color hueso que no era perfecto, pero sí se aproximaba. El resto me parecía todo como fuera de lugar… quizás influyesen los 24º que decoraban el día, con un solecillo agradable y sabroso.
Total, que mis pies me llevaron hasta la puerta de Zara Home. Mientras paseaba entre cestas de mimbre y cortinas de seda salvaje, se me ocurrió que sería una buena idea renovar mis juegos de cama. Hace unos meses compré allí uno que es el que más me gusta, porque destaca mucho sobre el cuadro que P. me regaló en Navidad, y resulta elegante y sobrio sin ser soso.
Me acerqué a la zona de ropa de cama, y me hice con un nuevo juego en los mismos tonos pero con una combinación diferente.
Y cuando salía de la tienda, pensé “la verdad es que para que el dormitorio quedase perfecto, lo que le hacía falta eran unas nuevas cortinas”.
Las que tenemos ahora son de color agranatado, perfectas en el tono, pero no en el tejido, que es, para mi gusto, demasiado fino. Se me ocurrió que unas algo más opacas darían un aire mucho más acogedor y chic al dormitorio… y me fui en busca de las cortinas perdidas.
Recorrí media ciudad, y tras el infructuoso resultado, quedé con mi padre para comer y recorrer la otra media después de un trozo de tortilla con ensalada.
Repuestas las fuerzas, me dejé caer por la Nave de Pórtico, en la Grela, a sabiendas de que sus cortinas suelen ser perfectas para ese tipo de decoración. Allí compré las que ahora cuelgan del ventanal del salón, y que antes adornaron el dormitorio, de un vivo color amarillo.
Al parecer, yo no soy la única que utiliza el sábado de “Rodríguez” para redecorar su vida, porque allí había una docena de personas paseando entre vasos, platos y verduleros de diseño.
Decidí hacer caso del refranero español y me dije a mi misma “ale, tú sigue a la masa”. Y me dejé perder entre los estantes buscando mis ansiadas cortinas… pero no encontré nada. Y justo entonces comenzó…
…EL EXTRAÑO CASO DE LA CORTINA SOLITARIA, DESAPARECIDA Y MISTERIOSA.
Al no encontrar nada, me acerqué al mostrador, donde media docena de empleados uniformados se movían de forma frenética, pero como al ralentí. Como si la tarde de verano les afectase.
“Perdona” le dije a una chica de unos 30 años que consultaba un directorio “¿dónde puedo encontrar las cortinas?”.
“Por ahí” dijo levantando la mano y señalando… pues la tienda. Ni se molestó en levantar la vista del listín que consultaba.
Teniendo en cuenta que “por ahí” me parecía un término extremadamente ambiguo, decidí reemprender mi búsqueda. Y topé con las cortinas en un estante algo deslavazado del fondo de la nave. Entre cortinones de estampado inclasificable, cortinas de rayas marineras y varios pares de cortinas en diferentes tonos crudos, la encontré. Allí estaba, la cortina perfecta, en precioso color granate y con el grosos perfecto. La levanté para desplegarla, y…
…y de repente me di cuenta de que era una sola cortina… solitaria, perdida… ¿qué clase de persona compra una sola cortina? ¿es que hay ventanas tan pequeñas? Y en caso de haberlas, ¿no será conveniente ponerles un estor, y no una cortina?
Con mis dudas y mi cortina solitaria me dirigí de nuevo al mostrador.
“Perdona” le dije a otra chica. “Esta cortina no tiene pareja, ¿me puedes mirar en el almacén si hay otra?
“No”.
Eso fue todo lo que dijo. No sé si quería decir que no había más, o que no podía mirarlo, pero me quedé tan petrificada que paré a otra dependienta y le repetí la misma pregunta.
“Si no la hay ahí no la hay”… y se machó.
Yo es que estaba ya como alucinada, como puestísima de LSD… ¿pero es que nadie sabe aquí contestar educadamente?.
Así que paré de nuevo a un chico, y le repetí la misma pregunta.
“Es que no tenemos cortinas en el almacén, lo siento”.
El “lo siento” envalentonó mi espíritu, y me aventuré a tratar de continuar una conversación íntima entre posible comprador y presunto dependiente.
“¿Y podrías mirar si os quedan en otra tienda? Es que con una no arreglo nada, pero con dos sería disitinto”.
“Ahora estoy muy liado. Si quieres te doy el número y llamas tú”.
Completamente descolocada, no supe responder, y dije que sí, que vale, que pagaría yo la cuenta del teléfono y que yo misma me pondría en contacto con las otras dos tiendas de la ciudad, y que yo había matado a Kennedy.
El presunto dependiente me arrojó un listín y allí encontré los dos números. Marqué el primero, pero allí no les quedaban. Quizás en la otra, me dije a mi misma. Así que marqué el otro. Y marqué de nuevo. Y volví a marcar. Pero allí no cogía no cristo y empecé a recalentarme.
“Mira, perdona, es que en este número no me coge nadie. ¿Estará equivocado?” Le pregunté solícita a una nueva dependienta.
“Pues supongo que no” me respondió sin si quiera parase, sin mirar el listín, sin pestañear… alucinante.
Con el cabreo por montera decidí claudicar y pasar del tema, pero de camino a casa se me ocurrió que, ya que tenía registrados los dos números en teléfono, podía llamar a la segunda tienda para preguntarles a ellos si el número de la tercera era correcto, ya que en la primera pasaban de mi. Y así lo hice.
“Perdona, estoy tratando de contactar con vuestra tienda de la calle Ferrol, pero no me coge nadie, y no sé si será porque tengo mal el número, ¿me lo podrías comprobar?”.
“Te lo miro encantada” me respondieron al otro lado del teléfono. Y yo, flipando, claro “pero te advierto que es normal que no te cojan porque los sábados por la tarde cierran”.
Tócate las bolas, pensé. ¿Y esto no me lo podían haber dicho los de la primera tienda?
Total, que al final pasé de las cortinas, de los dependientes y de la madre que parió a las grandes cadenas de decoración, y me fui a tomar una caña con S. y J.S, que no tienen cortinas en su casa pero son muy felices… mira, quizás sea por eso.
23 comentarios:
ay tia...jajaajajaja alucinante. Y no pondras una queja?
Lo que voy a poner son una cortinas preciosas que he reservado esta misma mañana en el Portico de la calle Ferrol, que me las han guardado encantados... será que el del polígono tiene algo chungo en el aire acondicionado, yo qué se!!!
Las quejas y yo nos llevamos genial, pongo una cada mes, más o menos. Y me quedo más ancha que larga!!!
Jajajajajaja!!vaya tela...no se cómo te quedaron fuerzas para seguir llamando a la misma cadena, menos mal que al final las has encontrado (yo creo que no se las compraría a la cadena, de todas maneras, al menos hasta que no se me pasase el mosqueo).
Yo sí que compré una cortina para el ventanal de mi dormitorio, bueno, dos cortinas pero diferente modelo, verás...mi ventanal da al mar, por lo que no quería unas cortinas muy tupidas porque perdía la vista, y me gusta que entre mucha luz...pero tampoco muy transparentes para que no se viera el interior, por lo que compré una tupida, entera de bainica (con caladitos) en blanco y otra tipo visillo también en blanco que tiene cada 20 cm aprox. una tira vertical de puntillita finita que va ajuego con la bainica...tb tuve q llamar a todos los zara home de málaga...
Despues se quejan de que en los bares no dejan propinas, de que la gente no compra tanto en esta tienda o en esta otra, y digo yo, no será por la mierda de servicio que dan?
Perdona pero es que este fin de semana también me toco aguantar a mi un servicio pésimo en una terracita de Vigo.
Pues en la Nave de Pórtico que hay en Narón, al lado del Centro Comercial de Odeón también te tratan igual. ¿Será que contratan a los dependientes autistas (con todos mis respetos para los autistas, por cierto)???
Susana
ana, si no fuera porque las cortinas son perfectas, y porque en esta tienda, al menos por teléfono, fueron encantadores, les habría mandado al cuerno.
Vistiendo a Candela: yo es que hay gente que no entiendo por qué se dedica a estas cosas. Para tratar al público hace falta un carácter.
Y una cosa es un mal día, que lo tenemos todos, y otra muy diferente es que día tras día seas un capullo
Susana, igual es el aire de los conductos de ventilación, o algo así.
No, no, yo estoy convencida de que, en según qué tiendas, contratan a l@s dependient@s después de una entrevista en la que no dieron los buenos días al entrevistador, le miraron con hastío al menos tres veces durante la entrevista, respondieron con monosílabos y sin mirarle a la cara a cada una de las preguntas y no sonrieron ni una sola vez... ¡eso es aptitud, por no hablar de actitud!
Susana
Jajajajaj cómo son los dependientes ehhh...es muy fuerte como se comportan con algunos clientes,juro que yo en mis meses de dependienta no hacía esas cosas ehh!!jeje
BESOSS
Susana, durante un tiempo yo sustuve que para entrar a trabjar en una conocida cadena de comida rápida te hacían un test de inteligencia, y si dabas más de 75 te descartaban. Y juro que me basaba en hechos reales... algún día contaré la famosa historia del pollo frito...
Lara, quiero creer que la mayoría de la gente no actuaríamos así... pero bueno, si el virus inyectado en los conductos de ventilación que ha atacado a estos pobres incautos nos atacase a nosotros también, vete tú a saber.
Es alucinante, está claro que mas de uno no sabe aguantar su ira por trabajar un sabado de agosto!!!!. Pero por lo menos la podían disimular. Quyea rrojo. En fin, por lo menos me alegro que hayas encontrado tus cortinas, te las mereces!!!!. Besos, Lu
Pues sí que son bordes en Pórtico, con las ganas que tengo de ir a ojear... se me han quitado de golpe :S
Yo flipo con lo antipática que puede ser la gente. Es cuestión de educación, digo yo... A mí no se me pasa por la cabeza ser así de borde, o al menos eso creo. Y es que en estos casos hay que utilizar el lema de "no hagas a los demás lo que a ti no te gusta que te hagan". Traducción: que si estás amargado o cansado y no te apetece buscar la puñetera cortina, pues te fastidias y la buscas, o por lo menos ofreces buena cara al comprador, porque es lo que tú esperarías en cualquier tienda, ¿no?
Un dependiente maleducado, contagia al resto de sus compañeros, y pasa lo que te ha pasado a ti, que dan ganas de coger la "cortina solitaria" y colgar a toda la plantilla con ella...estoy sensible con este tema...el viernes tuve yo una pelotera con una dependiente de un super a cuenta de un carro...Bss.
María me alegro que por fin hayas encontrado tus cortinas...
yo estuve la semana pasada en la nave de pórtico de Vigo y salí calentita con la encargada de la tienda que me dejó colgada en la caja "un momento" mientras el resto de las cajas seguían despachando gente...y cuando advertí a las cajeras amablemente de "mi situación" me miraron raro y fueron a preguntarle a la encargada si era cierto lo que yo estaba diciendo, a lo que contestó que no (!!!). Acto seguido le pedí una hoja de reclamaciones, a lo cual me contestó pasando mis cosas por el escáner con aires de suficiencia, pagué y le pedí de nuevo la hoja de reclamaciones, que prácticamente me la lanzó a la cara...en fin...
Airam, vete a ojear a Pórtico que tienen cosas preciosas y muy bien de precio, pero cuidado con las naves que ya ves...
Jajajaja, jo, qué aguante María, yo hubiera renunciado mucho antes! Yo hay veces qeu nome explico como hacen la selección de personal de la gente que va a estar de cara al público... es un misterio.
BESINOSSSSSSSSSS
María Dearest, admiro tu paciencia digna del propio Job -yo como alguien decía anteriormente habría desistido mucho antes-, pero sobre todo admiro esa gracia que has tenido para relatar un inicidente tan cabreante en una historia amena, graciosa y que te hace soltar una carcajada taciturna en un día tan gris, feo y triste como el que hace hoy el Londres. Lo del comportamiento de esos dependientes virulentamente envirusados, sin palabras, pero me alegro de que gracias a tu tenacidad y perseverancia ahora disfrutes de unas estupendas cortinas. Gracias por el relato darling, me has puesto una sonrisa en la cara en un día asqueroso.
Bss Mil,
ElPajarito
Hola, jolin que odisea, yo tambien estoy deseando ir a Portico, aqui en Madrid no hay y estoy harta de oir a mi amiga hablar de la marca, la avisare para que no vaya al poligono jajajaja. Saluditos.
María, cuando era jovencilla fuí a pedir trabajo a ciera cadena de comida rápida y no me cogieron porque tenía algo de experiencia en el sector, según ellos necesitaban gente con 0 experiencia e imagino que junto con ello si eres un poco bobalicón mejor, así te manejan a su antojo y das pocos problemas.
A mí también me fastidia mucho que los dependientes no te hagan ni caso o que te traten de forma poco educada. Soy de las que si en una tienda no me tratan bien no vuelvo y últimamente, además de enfadarme, suelo poner reclamaciones. En una tienda sólo conseguí que me cambiaran el artículo que me habían vendido con desperfectos, cuando puse la reclamación en la hoja de reclamaciones. Y además, me llamaron para pedirme disculpas por el mal trato recibido...
normalmente no tengo paciencia, pero si le echo el ojo a un trapito me convierto en el santo job. podría soportar a un híbrido de cruela de vil con belén esteban si de ello dependiera mi compra.
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