TIME GOES BY... Y menos mal.

El pasado sábado mi amigo D. celebró su 27 cumpleaños. Una fiesta por todo lo alto que reunió lo más granado del mundillo homo y hetero de la ciudad, todo ello en armoniosa convivencia, en el duplex que comparte con F., su pareja desde hace años y futuro marido (si las elecciones de marzo y un cambio de gobierno no lo impiden).

El caso es que en la fiesta había de todo lo que tiene que haber en una celebración de cumpleaños: había sándwiches de nocilla, vasos de colores, tarta de galletas y chocolate y hasta 27 velitas espirales; como dios manda, vamos.




Al verme inmersa de nuevo en mi más tierna infancia, y mientras comía gominolas de coca-cola y gusanitos a dos manos, me di cuenta de que las personas pasamos por unas etapas vitales extrañamente desincronizadas que, al menos en mi caso particular, pueden resumirse del siguiente modo:

A LOS 5 AÑOS eres feliz, y punto. Las cosas que te gustan, te gustan. Las que no, no. No te preocupa un pimiento si algo “se lleva” o es “conveniente”. Por ejemplo, comer coles de bruselas puede ser muy conveniente, pero como no te gusta no lo haces a no ser que estés obligado a ello.






A LOS 11 AÑOS quieres tener 20. Envidias a los adolescentes que ves por la calle o, en su caso, con los que convives. Si te obligan a vestir de determinada manera se te ponen los pelos de punta, y odias con toda tu alma las carpetas con imágenes de Hello Kitty o de Los Caballeros del Zodiaco, porque, claro, tú ya eres mayor.






A LOS 17 AÑOS el mundo simplemente apesta. Nadie te comprende y repentinamente, ahora que ya eres uno de esos adolescentes que querías ser, eso de tener “la edad del pavo” ya no te parece tan divertido. No encuentras tu sitio, o simplemente tu sitio no te gusta. Con los adultos eres un niño. Con los niños, un adulto. Y la vida es un asco.






A LOS 23 AÑOS eres ya todo un adulto. Qué responsabilidad, dios mio. Buscas un trabajo, encuentras un trabajo… y pierdes tu vida. De repente todo son responsabilidades, y tu tiempo ya no es tuyo: se lo has alquilado a un señor que paga más bien poco por él y que además te cae fatal. Empiezas a replantearte eso de “ganarte la vida” con el sudor de tu frente.






A LOS 28 AÑOS has decidido que si a los 5 eras feliz, era por algo. Y que las responsabilidades están ahí, y hay que afrontarlas. Pero no pueden amargarte la existencia. Has decidido que si quieres comerte un sándwich de nocilla no vas a privarte porque sea “infantil”, que si lo que te gusta hacer con tus amigas es cotillear y bailar como las posesas, lo harás, y que te importa un comino lo mucho que alguien pueda pagar por tu tiempo, porque ya no estás dispuesta a venderlo todo. Si a caso, a seguir alquilando parte de él. Pero sólo parte. Y tendrás que comer coles de bruselas, pero sólo cuando te obligues a tí mismo. Y una buena película vuelve a ser un gran momento. Y las gominolas de coca-cola y las piruletas de corazón vuelven a parecerte divertidas.





En resumidas cuentas, podemos decir que las personas simplemente nos dedicamos a vivir etapas a pie cruzado, sin darnos cuenta muchas veces de que perdemos la oportunidad de ser simplemente felices para ser simplemente perfectos.



No es que eche de menos mi infancia -aprecio demasiado mi independencia-, ni mi adolescencia -sobre todo teniendo en cuenta lo terrible que fue-; ni si quiera mi etapa universitaria -que no estuvo mal, pero era mejorable-. Es simplemente que, a día de hoy, por fin, puedo decir en voz alta que algo me gusta, o que no me gusta. Y que me importa un bledo lo que opinen otros, porque yo ya me he perdonado a mi misma mis gustos extravagantes.

Y por eso yo lo pasé muy bien en la fiesta de D., comiendo gominotas y bailando como si tuviese una lagartija en mi vestido imitación de Yves Saint Laurent. Y creo que el resto también lo hicieron.

32 comentarios:

Lara dijo...

Jjjeej,yo estoy en los 22 y aunk no he llegado a los 23 ya siento todo lo que pones en él!!!Es horrible,desde que cumplí los 20 ya odio cumplir años...

BESOSSS

María dijo...

Fíjate Lara que a mi me encanta cumplir años. Más que nada porque cuantos más años tengo mejor me caigo. Cosas de la vida.

De todos modos no puedo entender que alguien odie los cumpleaños. Para los optimistas es una oportunidad de celebrar con los amigos que hemos conseguido superar un años más... y para los pesimistas... bueno, a esos ya les queda un año menos, jejeje

aunqueyonoescriba dijo...

ainsss llevo un poquito de retardo en las edades... por lo demás lo clavo.

jjeje yo el placer de disfrutar gominolas no lo he perdido nunca! mira que me pierden...

María dijo...

Mira que yo no soy nada "larpeira" (golosa, más o menos, pero en gallego), pero hay cosas que me gustan, y punto.

Y en eso soy una niña, pero en grande: lo que me gusta, me gusta.

Unknown dijo...

Chica has descrito mi vida, cuando mi padre me dice pero como una madre de 33 años puede seguir comiendo nocilla, y yo le digo siempre ¿y por qué no? pues si así que me hincho a nocilla, gominolas y lo que se preste.

Anónimo dijo...

Hola mi niña!! cuanto os he echado de menos, joe..
Yo estoy en la etapa de "lo único que hago es trabajar" y no me agobian las responsabilidades, es solo que están ahí, y que tengo que pagar lo que me viene. Hoy no he ido a trabajar porque estoy malita, y no sabes lo que me ha supuesto levantarme a las 12, desayunar tostadas con nocilla, (aunque hoy todo me sabe a corchopan, con el resfriado) cotillear por internet y ponerme al día con los blogs, y básicamente tocarme los huevos toda la mañana. No me acordaba de lo que era eso, porque yo no tengo libres ni los fines de semana. Por desgracia esta tarde tengo que ir a clase, con mocos o sin ellos.

Así que a ver si es verdad que cuando cumpla algún añito más cambian las cosas, aunque eso no sepende de mi, sino del euribor, me temo.

Muchos besos!

María dijo...

Baballa, a mi me parece genial que seas madre y comas nocilla. Y que bailes por los pasillos. Y que cantes en la ducha. A ver por qué ser madre es sinónimo de cardarte el pelo y dejar de ver series de niños.

María dijo...

joou, no sabes cómo te entiendo. Yo también pasé por esa estapa en la que el trabajo absorvía mi vida. Pero nunca más.

Me gusta mi trabajo. Le dedico mucho tiempo, de hecho, más del que me gustaría, pero ya he vuelto a poner en pie mi escala de valores y tengo claras mis prioridades: Yo, y los mios, lo primero. Y sí, el burro delante.

maba dijo...

buf.. yo, con todo, estoy mucho más a gusto ahora que hace unos años y, precisamente, por lo que dices.. te conoces y te aprecias más.. además, sí, las responsabilidades, pero el viernes desconectas hasta el lunes.. sin embargo, de estudiante los fines de semana, de noche y de día.. era insoportable!!!

muy acertado el post, enhorabuena

y vivan las gominolas!! (aunque después duela un poco la tripita!

Ely dijo...

Ay, a los 5 años me gustaba uno de 7 que cantaba y llevaba el pelo con corte de paje, con los años Rosendo era mas guapo.
A los 11 me vino la regla, fue horroroso porque tenía el sindrome de peter pan, queria ser niña forever.
Los 17 los recuerdo como una de las mejores etapas de mi vida, lo que me divertí, lo que me reí, lo bien que lo pasé...No tenia las responsabilidades de ser mayor de edad, pero tampoco tenía 15
A los 23 me case por primera vez... a los 28 firme mi divorcio, la separacion un año antes
Y me encanta cumplir años y cada edad tiene su encanto.
Que bien contado María...

Anónimo dijo...

Hola María, hace mucho que te sigo pero nunca te había comentado.
Tengo 29 años y hay veces en las que me siento una niñata y otras una abuelilla
Hay días en los que piensas q aún tienes la tooooooda la vida por delante y otras en las que parece que vas con retraso con respecto a todo y que se te acaba el tiempo para todo lo que quieres hacer.
Lo mejor: vive el día a día y haz lo que te apetezca en cada momento (sin caer en el libertinaje,claro)
Me gustaría te pasaras por mi blog
http://elblogdeaudrey.blogspot.com/

Cruela DeVal dijo...

Buenooooooooo hija mía la verdad es que tienes toda la razón
Yo que soy como la abuela del blog ya he cumplido 40... y la verdad es que me siento muy poco diferente a las de 20 pocos... es un tópico lo sé pero sólo envejecer por la parte exterior la interior no cambia, saber equilibrar este desequilibrio es el secreto para envejecer bien...
Besos Chica

Anónimo dijo...

ni,soy pe me lo paso bomba leyendo tus blogs, además te imagino perfectamente con tu vestido "yves" bailando como una loca como cuando teníamos 17... o cuando rodábamos escaleras abajo en recreo... en fin, qe tiempos aquellos, para mi esa epoca fue la mejor, a veces echo de menos aquellos tiempos en que no tenía a mis 2 pequeñas responsabilidades y me dedicaba tiempo a mi misma y a mis amigos,eso si ahora no cambio a mis pequeñitos por nada del mundo. más adelante volveré a tener más tiempo para mi, para mi pareja y para mis amigos, que aunq crean que los tengo abandonados no es así.
yo he vuelto a celebrar en mi casa cumples como esos pero con invitados que miden como max 1 metro, es lo que me queda
esa tortilla de pomponcitos...

besos

Nais dijo...

Nena esque en las gominolas de coca cola y en los sandwichs de nocilla esta escondido algo del secreto de la felicidad en esta vida.
Me he sentido muy identificada en todas las etapas que has descrito. Yo tengo 29 para 30 con una niña y es verdad que las etapas son asi y que aunque te hagas mayor y tengas responsabilidades no has de dejar de tener tu lado de niño/a para poder disfrutar de la vida.
Un besazo.

Vistiendo a Candela dijo...

Que bien resumido Maria, yo creo que el onjetivo a buscar es estar a gusto contigo misma.
Nos vemos.

Anónimo dijo...

Hola! he descubierto tu blog a través del de Bacci...
Y me ha gustado mucho cómo has descrito las etapas de la vida. Yo tengo 31 años y una niña pequeña... soy una madre a la que le pierde el chocolate y ahora lo comparto con mi peque, me gustan los gusanitos y las gominolas. Mi niña tiene una madre que no tiene vergüenza en ponerse a bailar con ella o a jugar en plena calle... Pero al mismo tiempo, tengo un trabajo de cierta responsabilidad y mi faceta laboral la cumplo bien...
He llegado a una edad en la que ya estoy a gusto conmigo misma, con mi carácter y con mi cuerpo (claro que me gustaría mejorar ciertas partes) pero soy así, lo asumo y soy feliz. No volvería atrás... pero me llevo conmigo ciertos "aspectos infantiles" que me encantan.

María dijo...

Qué guya!! Veo que el fondo todas somos niñas en el cuerpo de adultas.

En el caso de Pe, por ejemplo, lo sé a ciencia cierta. Con dos niños hermosísimos, un marido, un trabajo y cero tiempo, cuando quedamos todos los de la pandilla es la priemra en arrancarse a bailar, en contar chistes, en reírse, en calzarse dos litros de sangría (es una forma de hablar, que conste).

Resumiendo: cuando nos gustamos a nosotros mismos, somos más felices y hacemos más felices a los demás.

LasVegas dijo...

A mi siempre me habian hablado taaan bien de la epoca universitaria y la verdad es que me esperaba tanto que todo me esta sabiendo a poco. En este anyo de "paron" en medio de la carrera me doy cuenta tampoco echo de menos mi vida de hace unos meses... Y bueno a pesar de todo la voy a retomar en unos meses.

Un besillo :)

Unknown dijo...

Buenisimo Maria.Yo aún no tengo los 22,pero vamos,que me pasa lo mismo que a lara,que me quedé en los 20.Lo peor de todo es que con cada año que pasa pienso que se espera más de mí y eso me agobia.
Eso si,no volvería nunca a los 17 en los que era un pijo insoportable.
Ahora tampoco me quejo,aunque creo que lo mejor está por llegar.
Besos!

Naïf dijo...

Muy acertada, sí señor. Yo a partir de los 10 años siempre tuve la sensación de estar viviendo en una edad que no era la mía. A los 15 quería ser mayor e independiente, con la crisis de los 25 deseé volver a ser adolescente y rebelde... Ahora, simplemente, me encantan mis 28. Me veo más guapa que nunca, tengo lo que siempre soñé (y más)... Pero, sobre todo, me gusta esa maravillosa sensación de haber aceptado (¡por fin!)que tanto lo bueno como lo malo me han servido para llegar hasta aquí. Así que ahora sólo aspiro a seguir siendo feliz día a día, disfrutando como dices tú de esa independencia que te permite, de vez en cuando, hacer lo que te da la real gana.
Besotes, y perdón por el rollo. Je,je.

María dijo...

A eso precisamente me refería!!!

A esa sensación que te produce haberte aceptado a ti mismo tal y como eres.

Chema, yo a los 17 era una ex-pija rebelde que odiaba el mundo y cuyo cinismo superaba incluso sus ganas de independencia... mierda!!! sigo siendo igual!!! jajajajaja

Ahora en serio: que no te importe lo que los demás esperan. Tú preocúpate de lo que esperas tú y ve a por ello. Y al mundo, pues que le parta un rayo.

Ana M. dijo...

Hola María!

La parte que tu describes a los 23, la empecé yo a los 18 que fue cuando empecé a trabajar y a tener responsabilidades. Cuando mis amigas del instituto seguían llendo a clase (ellas repitieron) y haciendo el perro en el cesped del parque de al lado del insti, yo echando horas y viendo como mi vida social se reducía al mínimo...

Lo he llevado bien hasta los 25, pero cuando cumplí los 26 ya me empezó a joder... y ahora que voy camino de los 27... pues más aún jaja!!

Pero por nada del mundo volvería atrás, para nada. Ahora lo único que me falta para completar mi vida es consolidar o terminar definitivamente una relación que mantengo bastante inestable y... a ver si me independizo de una puñetera vez.

Entonces ya me creeré una adulta entera.

Besicos!

Ana García Ordóñez dijo...

sabes que? a mi a mis 24 ya me empieza a importar un bledo que la gente me mire cuando hago como que patino por el suelo del centro comercial, es super divertido ver a mi hermana hacerlo! y si ella puede porque yo no?

dicen que sarna con gusto no pica, y no hay nada mejor que un dolor de barriga después de un atracón de chuches!

besos guapa!

Estela dijo...

María sin duda este es uno de tus post que más me han gustado ( y eso que es difícil elegir), ojala pudieramos estar antes en la etapa de los 28, pero sin las previas no valoras lo suficiente lo bueno que es la independencia, lo importante que es levantar tu voz para expresar lo que quieres y lo que no, y que nadie controla tu vida más que tu.
Como siempre, mis felicitaciones!
Si algún dia te decides a escribir un libro con los articulos de tu blog, que sepas que ya tienes una fan! jajaja
Saludos!

Ana M. dijo...

Bueno... y a ese respecto... Yo he sido siempre bastante tímida y he tenido mucho sentido del ridículo. Aparte que tuve una adolescencia (12 a 15 años) más bien digamos "traumática" gracias a las típicas niñas pija-monas que había en el instituto.

Antes miraba mucho el decir lo que la gente quería oir e ir "adaptandome" a todo... ahora me da igual. He cambiado mucho de los 18 hasta ahora, pero giro radical tando de apariencia física como en mi mentalidad.

Me hace mucha gracia ver amigos míos, que son mayores que yo y que parece que se quedaron en el año 2000...

Pero bueno, cada uno se construye su vida como le hace feliz y nada mas...

María dijo...

Leo vuestros comments y me doy cuenta de que, en el fondo, casi todos los seres humanos somos esencialmente iguales: personas inseguras que buscan, en una etapa, la aprovación del grupo para terminar, en otra, por crear su propio "grupo" de "yo conmigo mismo y mi mismidad".

Creo que a todos nos gusta sentirnos aceptados, y que cuando realmente lo conseguimos es cuando ya no nos preocupa que nadie nos acepte salvo nosotros mismos.

A mi me costó un montón. Imaginaos: adolescente de buenas notas y la típica niña que nunca ha roto un plato, feucha y gordita, dicharachera pero acomplejada... un terror!!!

Afortunadamente con los años compredí que me importaba un bledo todo menos yo... y la verdad es que ahora hasta me caigo bien!!!

Ah!! Y sí, yo conservo a todos mis amigos de esa etaspa. Se ve que eran amigos de verdad.

Anónimo dijo...

Pues si estamos que nos salimos y felices de conocernos con 28...qué nos depararán los 50??!!!!!! Mamma mía!

María dijo...

Jajajaja, pues no se sabe, la vida es un misterio... pero yo apostaría por que los 50 nos traerán más experiencia, menos pelo, alguna que otra arruga y los mismos amigos. Espero.

M. dijo...

"perdemos la oportunidad de ser simplemente felices para ser simplemente perfectos" --> me voy a hacer una camiseta con esta frase. Puedo? xD

María dijo...

jajaja. M., claro que puedes, chica. Es todo un halago.

IBI dijo...

jjajaj!! verdades como puños que dices nena, me identifico al 100%con tu post!!!!!

yo creo que nunca tenemos que perder parte de la niña que fuimos verdad??

María dijo...

Pues claro que no, Ibi.

¿Qué gracia tiene la vida si las pequeñas cosas no te llenan?

No es que menosprecie las cosas grandes. Un super ascenso es un momentazo, evidentemente. Pero como de esos hay pocos, me niego a esperlos esternamente. Hay que saber sacarle jugo a la vida.