VOLARE OH, OH (Segunda Parte)

Ayer os contaba las grandes aventuras que los controles aeroportuarios me han deparado en esta vida.

Pero tengo que reconocerlo, estas no han sido las experiencias más surreales que he vivido a bordo de un avión o en un aeropuerto. Las mejores, las más grandes, las más increíbles anécdotas de mis viajes a los largo y ancho del globo (ja, que más quisiera), son muuuuuuuuuucho más surrealistas.

Veréis:

- Una de las que recuerdo con mayor entusiasmo tuvo lugar hace unos 10 años, en mi época universitaria. Yo estudiaba –presuntamente- periodismo en la Complutense, y volvía a casa por navidad, como el famosísimo turrón. Llegué al aeropuerto con tiempo de sobra, facturé mi descomunal maleta (desde entonces he aprendido a hacer correctamente el equipaje, y mis maletas han sido degradas, de descomunales y simplemente enromes), y me senté a esperar frente a la puerta de embarque.


Una hora… dos horas… el retraso comenzaba a ser más que considerable, pero finalmente nos subieron al avión.

Maldita la hora.


Y lo digo porque, al parecer, un pasajero de primera que había facturado su maleta no aparecía, y tuvimos que esperar pacientemente… CUATRO LARGAS HORAS. La primera, pensando que el señor llegaría, las dos siguientes, ante la evidencia de que no llegaría jamás, esperando a que la tripulación localizase su maleta en la bodega para dejarla en tierra (debía ser un cliente mega vip, vamos), y la cuarta porque habíamos perdido nuestra hora de despegue y teníamos que esperar a que la torre de control nos diese permiso de nuevo.

- ¿Os parece insuperable?. Pues esperad a oír esto. Un año después, en septiembre, me encontré viviendo en la T1 de Barajas, que sólo me faltó ducharme en el lavabo, al más puro estilo “The Terminal”.

Resulta que yo tenía un billete para las diez de la noche, pero un cambio de planes repentino me daba la posibilidad de canjearlo por otro para el vuelo de las 14.00. Teniendo en cuenta que en Madrid no se me había perdido nada –mis amigos seguían de exámenes- además de hacer un calor inhumano, y que mi pandilla había organizado una fiesta para aquella tarde que iba a perderme si no cambiaba el vuelo, pues evidentemente llamé a Iberia y cambié el billete.


Llegué de Barajas, facturé, y me senté pacientemente (aproximadamente las 10.30 de la mañana). Las horas se sucedían y allí no había ni rastro de un avión. Mucho menos de una llamada de embarque. Mi móvil no paraba de sonar (¿Llegarás a tiempo? ¿Te recogemos?...) y las azafatas de tierra sólo acertaban a decirnos que “causas ajenas a la voluntad de la compañía habían obligado a retrasar el vuelo”.

Lo mejor de la historia vino cuando, a las 22.20 de la noche, perdida ya toda esperanza de llegar a la fiesta y mientras otro chico y yo despellejábamos a alguien que la empresa había enviado a tales efectos, escuchamos como la megafonía anunciaba el “Last call for pasangers on flight…” para el vuelo de las 22.00… ¡¡¡¡¡EL QUE YO HABÍA CAMBIADO!!!!!


- No se vayan todavía, que aún hay más. Hace un año se casó mi prima mayor –la única prima mayor que yo que tengo-. Ella vive en Canarias, y como a mi familia le gusta más un viaje que a un tonto un lápiz, pues allí que nos fuimos, todos juntos: mi padre, mi hermano, mi hermana, su novio (a la sazón canario, y amigo de la familia de la novia. Nunca agradeceré lo suficiente la hospitalidad y cariño de su familia), P. y yo.

Mi hermana y su chico volaban desde Madrid, y mi padre y mi hermano, un día antes que nosotros. Debe ser que tanto apellido común despistó a Iberia porque cuando P. y yo aterrizamos en Barajas para el enlace con el aeropuerto de Las Palmas, alguien muy gracioso o muy despistado decidió gastar una broma a todos los pasajeros.

Estábamos los 60 o 70 pasajeros, sentaditos todos muy calladitos y ordenados, delante de la puerta de embarque D36 (no lo olvidaré mientras viva), que lucía un hermoso cartel luminosos con el destino “Las Palmas de Gran Canaria”.


El que más y el que menos estaba a lo suyo… que si I-pod, que si revista, que si libro, que si portátil… y de repente, cuando quedaban como 10 minutos para embarcar, me levanto para ir al baño… y al levantar la vista descubro que… HAN CAMBIADO EL DESTINO.

La gente loca perdida, buscando a alguien que nos lo aclarase. Aparece una azafata que dice que ella no sabe nada y que esa puerta era la del vuelo a Mallorca.

En plena locura colectiva, a P. se le enciende una bombillita y dice “miremos los paneles generales”. Y allí nos vamos todos, al panel general, para descubrir estupefactos que nuestro vuelo... NO EXISTÍA.


Tardamos más de 20 minutos –en teoría ya deberíamos haber embarcado- en encontrar a alguien que nos aclarase el asunto. Aclarar no nos aclaró nada, pero aquel chico sí supo confirmarnos que nuestro vuelo salía de la puerta A-no-sé-qué, y que estaban dando ya la última llamada. Tendrías que haber visto a 60 personas corriendo todas a la vez por Barajas. Parecía una escena de Forrest Gump.

Pero lo mejor fue el regreso. Eso sí que fue de traca.


Os pongo en situación: mi padre, mi hermano, P. y yo en un avión de Iberia con destino Barajas. Todo perfecto, todo muy bien… y mientras sobrevolábamos el Estrecho, una azafata pregunta por la megafonía… “¿HAY ALGÚN MÉDICO A BORDO?”.

¡¡¡Creí que nunca escucharía esa frase!!! Mi deformación profesional me obligó a levantarme a investigar –sí, era investigación, aunque P. insista en que era puro cotilleo-. Al parecer, a una pasajera le había dado un ataque al corazón. Vaya película.



Ya nos veíamos aterrizando de emergencia en Sevilla, cuando una chica se levanta y dice “Soy médico”. La azafata se le lleva hasta la paciente, y después de unos minutos la chica regresa diciendo que no nos preocupemos, que sólo ha sido un ataque de ansiedad, que ya está mejor y que no hará flata aterrizar de emergencia… pues vaya chasco.

En fin, como podéis ver mis experiencias aéreas son de lo más excitante… eso sin contar el día que casi nos estrellamos por culpa de una tormenta descomunal camino de Lavacolla, o la maravillosa historia de los dos hermanos insoportables y malcriados que casi le rompen un tobillo a P. y que terminaron por ser abucheados por el pasaje al completo.

¿QUÉ OS PARECE? ¿ALGUIEN DA MÁS?

17 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta leer tus post, de verdad. Jajajaja alegras el día a cualquiera.
Gracias por compartir tus historias, te leo siempre.
Bikiños
Lucy

Vistiendo a Candela dijo...

La ultima que yo vivi fue la siguiente: todos sentaditos en el avion esperando a que despegue pasan 10 minutos, pasan 15 y nadie dice nada, de repente las azafatas empiezan a llamar a la puerta del ba�o con dos toquecitos, toc, toc pero nadie sale, vuelven a intertarlo toc, toc y nada, despues de 15 minutos empiezan literalmente a aporrear la puerta, todo el pasaje escojonandose de la risa, a los diez minutos sale un tio del ba�o yo creo que las carcajadas se oian dentro del aeropuerto, el tio ni se inmuto y se sento en su sitio entonces es cuando la azafata, no se muy bien porque, entra en el ba�o y sale escopeteada, las carcajadas no te quiero contar como sonaban, y de repente entra en el ba�o el azafato(sera burro) y evidentemente sale escopeteado.
Al final hubo un retraso de hora y media por un hombre que andaba sueltito.

Anónimo dijo...

Pues yo tb tengo una anecdota graciosa que contar (de las miles de horror que me proporcionan los aeropuertos). Hace anos, justo al inicio de la invasion de Irak por parte de EEUU, yo sobrevolaba dicho pais de madrugada con destino Sydney. Como eran los primeros dias de la guerra, el espacio aereo aun estaba abierto pero se habian oido historias de misiles lanzados contra aviones comerciales (esto normalmente no lo dicen las noticias). Era de noche y yo miraba al suelo y de vez en cuando se veian fogonazos que yo pensaba que eran bombas cuando de repente, veo una fuertisima, que deslumbra todo, ilumina el avion y noto que el avion cae por unos instantes sin controles mecanicos! soy la peor viajera aerea del mundo (de las que vomita, se marea, con nauseas, pero no me da miedo volar) y sin embargo aquello me asusto, eso de saber que caes y no hay nada debajo... El capitan salio y nos dijo que nos habia alcanzado un rayo, pero que no habia nada de que preocuparse, 'la caja de faraday' habia hecho su trabajo y ya tenian el control del aparato otra vez. Yo no se si fue un rayo de verdad o que. Pero vaya, me alegre de salir del espacio aereo de aquel lugar.

Unknown dijo...

Me parto!lo de los aviones es increíble.De hecho yo pienso que viajar tiene dos puntos a favor:el sitio que visitas y los aviones.

A mi me ha pasado también de todo.Pero el viaje a china lo supera,porque avión que pillábamos,avión al que le pasaba algo.Volábamos vía parís y para la ida el avión madrid-parís salió con 2 horas de retraso,cuando para hacer el enlace teníamos 1.Recuperamos en vuelo una hora,y cuando llegamos a CharlesDG estaban unas personitas con carteles en los que ponía beijing,chicago,new york,...nos metieron en unas furgonetas y esquivando aviones y camiones conseguimos llegar a nuestro avión.
Luego en china,en uno de los vuelos internos en south air china,de xian a hangzhou(creo),sufrimos una rebelión a bordo sin ni siquiera despegar.De la mitad para atrás eran todo chinos y de la mitad para delante todo turistas.Cuando llevábamos 1h y media de retraso empezamos a oir abucheos en la parte de atrás,luego golpes en los maleteros y todo el mundo gritando.Empezó a subir personal de tierra y seguridad y a punto estuvimos de evacuar aquello cuales famosos asediados por paparazzis cuando llegaron un grupo de 20 franceses que no se donde c...ones se habían metido porque mientras ellos estaban en su hotel nosotros aguantamos los insultos en chino y ver como la tripulación se empezaba a poner nerviosa(salió hasta el piloto).

Y a la vuelta,que salimos desde shangay ya nos tocó esperar 2 horas a que se despejase el tráfico,las dos primeras horas de vuelo tuvimos turbulencias que se cayeron hasta los zumos del self-service que teníamos,increíble,dos horas sin parar.En cuanto pararon,el grupo entero empezamos a pedir benjamines de tinto y champagne para olvidarnos un poco.
Llegamos a parís igual,pero esta vez,no se si por las medidas de seguridad(fue justo cuando los explosivos líquidos en londres,pasamos 5 controles)o porque la compañía decidió que las furgonetas ya no molaban,nos hicimos la maratón de nueva york pero en el aeropuerto de parís,y entre la edad de algunos viajeros,el pedillo que llevábamos,unos payasos que nos encontramos que se empeñaron en hacernos figuritas con globos y el azafato que iba al principio con el cartel en alto me recordó a la película solo en casa.Pero hicimos el enlace a tiempo.

Por eso viajar en avión mola.Siempre tienes algo que contar,aunque sea lo que te ha puesto de comer.

Besos!!

María dijo...

Lucy, gracias!!!

Vistiendo, Eva y Chema!!! Qué grandiosas vuestras historias!!!

Propongo escribir un libro sobre aeropuertos con las historias blogueriles, y publicarlo!!

Unknown dijo...

Si,apoyo la propuesta!!!!

M. dijo...

Qué genialidad de post jejeje Lo de "Hay algún médico a bordo?" es digno de película ^^ Me lo paso pipa leyéndote!! Besos!!

Lucía dijo...

yo tambiena poyo tu propuesta! tengo historias para dar y regalar!!! Pero es que los aeropuertos y los aviones dan mucho de sí, verdad?
Un besin

Di dijo...

Yo más que un libro lo veo como un temazo para una película. Os podeis hacer millonarios.

Yo también me tengo pegado unas panzadas de correr por Barajas adelante, como si me persiguiese el cobrador del frac.

Un beso

Bilbao-sansebastian-sisters dijo...

me encantan tus historias!! moraleja: se pierde más tiempo viajando en el medio más rapido que yendo en el más lento (según a donde claro)jajajaj.
besos guapa

Naïf dijo...

Mi pregubnta después de leer este post es: ¿Aún te quedan ganas de volar? Dios mío, si me pasa a mí todo eso no vuelvo a pisar un avión, que ansiedad...
P.D.- Gracias por hacerme reír, hoy lo necesitaba de veras.

aunqueyonoescriba dijo...

... una que no viaja mucho (hace años que no cojo un avión), y tu contando estas cosas... jejej no se si me atrevo a probar...
En el peor de los casos de cada aeropuerto te has traido una historia que contar...

María dijo...

Parece que ha sido tod muy terrible, pero lo cierto es que, como decís algunos por ahí, todo esto me ha permitido contar batallitas de lo más variado.

Quitando los retrasos injustificados que me ponen de una mala leche inmunda, el resto son "anécdotas" de lo más curioso, así que no pasa nada.

De hecho, no me han quitado en absoluto las ganas de viajar: al revés, ahora tengo un aliciente más: qué pasará, que será será

MEL dijo...

Cada vez que me acuerdo que me tiré un vuelo madrid-NY, incrementado en 2 horas más para parar a repostar en una base militar, sin poder ir al baño... me entran unas ganas de compensar!! jajajaja iba en ventanilla y tenía, entre otros, a una mala bestia durmiendo al lado del pasillo, a ver quien era el chulo que le despertaba!

Ana García Ordóñez dijo...

jojo eso te pasa por viajar!
que pena que no fuera un infarto! un aterrizaje de emergencia tiene que ser wuauuuuuu jajaja
( se que suena a mala malísiisma pero vamos esperaba yo que después del infarto todo volviera a su sitio! jeje)

besotessssss

bimbaylaura dijo...

A mí nunca me pasan esas cosas..Un poco de emoión no viene mal.

La Divina dijo...

Hi sweet,

En lo que respecta a los vuelos, azafatas de tierra y de vuelo sobran las palabras. Yo que vivo prácticamente en un avión y que podría ser la sister con style de Willy Fogg (o como devil se diga) he pasado ya de todo en la life. Algún día también contaré mis aventuras en los aeropuertos en un post.

Thanks for la inspiración y por ser tan ultra encantadora. Te contesto al e-mail a lo largo de la morning. Besis, take care.