EL AMOR Y OTRAS ENFERMEDADES -Parts III & IV-

He dicho que fueron cinco historias las que marcaron mi devenir sentimental adulto… pero las historias tres y cuatro no pueden contarse por separado, así que no tengo más remedio que escribirlas a la vez, tal y como sucedieron.

Entraste por aquella puerta con tus ojos verdes y tu cara de niño travieso y la redacción se volvió loca… bueno, muy cuerda ya no estaba, la verdad.




Pero es que chico, eras tan, pero tan… morboso. Parecías un adolescente sacado de una película erótica, con esa expresión entre distraída y superior, y como el panorama masculino no era precisamente boyante en aquella empresa… además no hablabas, así que no sabíamos si calificarte de tímido o de borde. Qué intriga, por dios.

Entraba en aquel rinconcito, atestado de videos y monitores, y saltaban las chispas. Aunque lo cierto es que no recuerdo haber cruzado una sola palabra contigo hasta algún tiempo después, en una fiesta extraña en casa de un compañero. Nos sentamos en el mismo sofá y ya no nos separamos en toda la noche. Amanecimos en el portal de casa de mis padres, cansados y desorientados, y con a libido a flor de piel.

Un mes después celebré una fiesta en casa de mi amiga Pi. Al salir de la redacción gritaste “Nos vemos esta noche”. Y en tu tono de voz adiviné lo que venía a continuación, aunque quise negarlo.

A las 5 de la mañana nuestros cuerpos eran imanes industriales. No sé cómo ni por qué terminamos en el suelo de una casa ajena a ambos, desnudos y empapados, locos de remate.

Cuando a la mañana siguiente A. me preguntó dónde había dormido su respuesta fue “se veía venir”. Tan evidentes eran nuestros cuerpos.






Salí del local porque no tenía cobertura, y no conseguía entender lo que L. me gritaba al otro lado de la línea… y allí estabas tú. Vestido de niño bueno y con tu sonrisa de diseño, tendiéndome tu móvil “si no funciona el tuyo usa el mío”, dijiste sin pestañear. Eras tan guapo que me resultaba incomprensible verte ahí solo.










Al colgar te agradecí el gesto con una sonrisa y me preguntaste “¿Era tu novio?”. “Un amigo”, dije… y no mentía. “Los míos han quedado en venir ahora”… “Pues nada, pásalo bien”… y entré de nuevo en un Studio80 donde mis amigas todavía desentrañaban las caricias concupiscentes de la noche anterior.

Mientras bailaba en la pista, Pi me hizo una seña “Ese tío de la barra te llama”… sonreías con dos cervezas en la mano y casi me derrito al darme cuenta de que una era para mi. Ya no vi a mis amigas en el resto de la noche.







Era vernos, y enloquecer, todo uno. Tus aires de Ewan McGregor patrio me hacían perder el juicio y la ropa interior con demasiada facilidad, aunque no es menos cierto que mi resistencia era menos que poca. Ese toque chulesco, entre canalla y juerguista, me mantenía ocupada en otras cosas.







Nuestro segundo encuentro fue más fácil, pero no más buscado. Como el tercero, como los mil restantes. Nunca nos buscamos, pero nos encontrábamos con tanta naturalidad que asustaba. Y nunca quisimos otra cosa que encontrarnos, e intercambiar discos y palabras con doble sentido, para buscar luego las dobleces de los cuerpos. Nuestro secreto a voces nos hacía poderosos, y a mi me gustaba tanto jugar a ser Mrs. Robinson… ahora miro atrás y me pregunto quién pervertía a quien.







Me resistí a quedar más contigo porque sabía que era difícil que aquello acabase bien. Demasiado bueno… tú, digo, para una chica que en esos momentos gozaba tanto de ser mala que no sabía, no podía, no quería parar. Pero la quinta vez que me invitaste a cenar dije que sí. Me pillaste baja de defensas.

Me recogiste en la puerta de aquella nave en tu coche azul y me preguntaste si me gustaba el marisco. Me reí de la ocurrencia… y de que me abrieses galante la puerta del coche.







Cenamos en un puerto cercano, a la luz del faro, y terminamos en tu casa abrazados. Yo no quería quedarme a dormir. Demasiado íntimo… pero eras tan dulce, y yo tan débil… era tan agradable ser la princesa aunque me quedase mejor el traje de la bruja…

Dos días después estábamos tomando café con mis amigas un domingo por la tarde. Y yo me sentía bipolar mientras me cogías la mano y sentía candor y dulzura, pero no magia.







Magia la sentía contigo, pero magia negra. Una especie de hechizo brujo que sobrevenía con dos copas de más. Nos gustaba torturarnos, jugando al gato y al ratón, porque sabíamos que el alma era de otros, pero el cuerpo era nuestro. Y lo hacíamos vibrar intermitentemente, noche sí, noche no, buscando esa chispa que salía de la nada. Éramos un sueño lúbrico adolescente puesto en práctica. Sin celos, sin posesiones, sin necesidad de nada más que un colchón o un asiento de atrás con los cristales empañados y la radio haciendo sonar a Los Piratas mientras nos marcábamos los dientes en una piel salada y blanca que nunca fue nuestra, que robábamos por un tiempo.







Éramos una escena de esa película erótica vista en secreto de adolescentes, soñada tantas veces en solitario… éramos actores de nuestra propia fantasía. Matahari y James Bond.

Siempre supiste que no íbamos a ningún lado… yo nunca pensé que aquello fuese a llegar a nada… y sin embargo lamenté un poquito aquel polvo de despedida.




La noche que me regalaste una rosa roja mientras me separabas la silla del restaurante de moda… esa noche supe que yo no era para ti.

Tú buscabas una princesa a la que regalar joyas y enviar poemas, y yo me sentía incómoda en ese papel. Una impostora bañándose desnuda, a la luz de la luna, en tu piscina de ensueño. Fue un baño extraño y a la vez agradable, pero sabía que la huella de aquella noche sería como las de nuestros pies al salir del agua: efímera.







Fue nuestra última noche juntos, aunque nunca rompimos de verdad. Dejamos de llamarnos. De repente yo no podía quedar nunca… tú pillaste la indirecta a la primera. Siempre fuiste un chico listo. Listo, y muy bueno. Demasiado bueno para mí, que perdía el sujetador cada viernes impar en la cama de un chico malo, que jamás fue tan malo como pretendía.

Años después volvimos a cruzarnos, de copas. Entre la multitud adiviné tu rostro, y me sonreíste, como la primera noche. Al día siguiente recibí tu llamada, pero la chispa se había ido. Quizás nunca había estado. Me contó una amiga que se cruzó contigo y le dijiste que había sido una pena, que yo te gustaba mucho… Una lástima que mi disfraz de princesa no me siente como un guante.







Recuerdo perfectamente lo que dijiste aquella noche en la tarima del Playa. Me dijiste “Ya lo sé”. Y no hizo falta añadir nada.

Hacía un tiempo, poco, muy poco, que P. había entrado en mi vida para descolocar mis cajones, mis armarios, mis repisas… Y aunque fingí no saber de qué me hablabas los besos de esa noche fueron diferentes.

Me levanté por la mañana y me marché, como siempre, sin despedirme y sin dejar una nota. Miré atrás para grabarte en mi retina y cerré la puerta sabiendo que a veces no hace falta decir adiós para despedirte de alguien. Nosotros hablábamos mucho mejor entre gemidos, animales como éramos cuando estábamos juntos.

No volví a pensar en ti como antes, no volví a desearte como entonces, pero creo que en el fondo nunca te he perdido. Quizás sea por lo mucho que me diste sin saberlo. Aún conservo una nota preciosa en la que escribiste “Cuídame mucho, porque estoy muy frágil”. La pegaste en una figurita recompuesta. Y yo supe que hablabas aún de nuestro recuerdo.







Es difícil retener a quien quiere escaparse.





SUENA EN MI I-POD: “Quiero hacerte gritar”, de Los Piratas, del disco “Quiero hacerte Gritar”. Sonaba en aquel coche una noche etílica y carnal en la que llegué a casa con los dientes marcados en un hombro… y sonaba también en aquel dormitorio de ensueño en el que me dijiste “te quiero”, y te hice callar a tiempo. Dos versiones de la misma historia.

32 comentarios:

Anónimo dijo...

Vale, ahora si que necesito lo que recomendabas ayer.... y no precisamente lo de ir de compras jijiji... pufff.... que caló.... jajajaj...

Marta

Pd. Escribes que da gusto, que es un placer leerte, VAMOS!!! que quiero decir que escribes realmente bien jejeje...

Anónimo dijo...

Llegué tarde al anterior post, que también es muy chulo y muy sentido.
Marta ahora mismo estoy como tú... que me subo por las paredes, je je

Noish

María dijo...

Marta, gracias!!!

Mira, ahora que lo dices... creo que P. y yo tenemos una fiesta esta noche... unos vinitos, unos bailes... mmmmmmmm

María dijo...

Noish, oye, si llego a saber que tenía futuro como escritora erótica me planteo una profesión literaria...

MENINA dijo...

He tenido que bajar a leerme el post de ayer, que se me pasó por alto...

Pero lo de hoy... por Dios, que calores!!!

Ni me imagino cuando lleguemos a la última parte de la historia, tu blog se va a incendiar!!

ElPajarito dijo...

Jajajajaja Jo María Dearest qué narraciones más tremendas, Corín Tellado se puede ir pegando un par de tiros.
Yo he sido más el que busca a esa persona a quien amar, querer y escribir poemas que el "malo" con ganas de diversión y de experimentar. Anda que no tienen millas tus Converse, eh bribona jejeje
Bss Mil,

ElPajrito

María dijo...

Menina, la última historia es mi historia actual, y espero que la de mucho tiempo, y es perfecta... contar no sé si la contaré igual de bien de lo que fue, pero haré el esfuerzo.

María dijo...

ElPajarito!!! Qué alegría!! Te voy a linkar que es una vergüenza que no lo haya hecho ya, por Dior!!

Yo sólo busqué el amor de adolescente. Y lo encontré, la verdad. Luego me lo he ido encontrando, siempre sin querer... soy una chica con suerte.

No tengo tanto recorrido!! jajaja, lo que pasa es que si lo novelas parece más,jajajaja

ElPajarito dijo...

Pues tú lo novelas DIVINAMENTE Darling.
Bss Mil,

ElPajarito

BACCI dijo...

Uffff he tenido que volver atrás para leer la part II, es que hay historias que hacen q se muevan los dedos más rápido ¿verdad?

A los momentos imborrables creo que se les llama vida.

Besos

María dijo...

Bacci, qué bonito eso que has escrito!!! ¿Te lo puedo copiar?

Ely dijo...

Quiero el telefono de este ultimo

María dijo...

Ely, en persona y día te cuento más cosas... incluídos los 9 dígitos de su movil, ajajajaja

→Tinuwel← dijo...

Dios! qué asco de vida sentimental he tenido yo a tu lado!!! :DDDD

María dijo...

airam, de asco nada!!! La de cada uno es siempre la mejor, porque es la que ha vivido cada cual.

Tú prueba a ponerlo por escrito, ya verás

MEL dijo...

GLUP

MEL dijo...

Yo quiero el teléfono del James Bond actual...

María dijo...

Mel, jajajaja, tye aseguro que mi James Bond estaba más bueno.

Era igualito igualito a Ewan McGregor en Moulin Rouge... mis amigas el llamana "El Moulin"

MEL dijo...

leído "el mulín"??? jajajajaja

Lo que más me gusta de Ewan es que es escocés y esos kilts... mmmmmmm

María, María, MARIA, por favorrrrr! (no pares, sigue, sigue!!)

María dijo...

Mel, ay, jajajajaja, Mel... la siguiente -y última, al menos de momento- entrega comienza con la frase "Esto no es buena idea"... no digo más!!! jajajajaja

Ah!! No, pronunciado mis amigas le llamaban "el mulán rus"

Anónimo dijo...

Esto... a mí no me habías contado la historia así... Vaya, ahora entiendo muchas cosas, je, je.

Yo también quedo esta noche con Alex... hummmm...

Bicos

PD) Mis hermanas actúan este fin de semana en Coruña, pero hacen la obra infantil, por lo que me han dicho que no te la recomiende. De todas formas, si tienes amigas con niños pequeños, sobrinos, sobrinos postizos o lo que sea...investiga. La obra se llama Magical y la compañía Algoquín. No me han dicho el teatro, sorry.

yo tuve un blog de moda dijo...

Bueno, tus historias son alucinantes, me encanta como las cuentas. Pero lo que de verdad me deja alucinada son las 2 últimas canciones que has elegido, porque de mis 3 historias importantes, "tonight" y "quiero hacerte gritar" son la banda sonora de la 2ª y 3ª respectivamente. Me parece una casualidad asombrosa.

María dijo...

Pati, jajaja, es que esta etapa la vivisteis a 650 km, y claro, os llegó el relato algo cortado... ahora ya puedes hilar todo.

Básicamente esto vino justo en mi etapa loca en la tele: L. era técnico en ella, y a N. le conocí justo la noche siguiente en un pub... vaya etapa, madre mia!!!

Pero claro, luego llego P... y se me desmontó el tenderete... es que el amor es así!

Oye, y como es que no vienes a ver a tus hermanas!!!???

María dijo...

Yo tube un blog de moda... oye, pues sí que es asombroso! El mundo es muy pequeño, ya ves!

Ana dijo...

Me muero...

Esta noche se va a enterar mi D.

María, como sigas así vamos a tener que contratar un psiquiatra virtual que nos recomponga a todas...a mí desde luego, porque me acuerdo de cada cosa!

Eres genial

BACCI dijo...

Jajaja sí María of course, es lo que siempre me digo cuando me pasa algo muy bueno o algo muy malo...al final los "muy" son los q se recuerdan y hacen tu historia.

Lol dijo...

Guuuuaaaauuuu!
Madre mía! Tu "Quiero hacerte gritar" pinta mejor que el mío... Claro que el mío se convirtió en una relación... me pregunto si quizá lo vería así de no haber llegado a más.
Me encanta esta serie de posts, pq lo mismo hablas de amor que de pasión y, no sé, pero es como si en ese momento lo viviese yo!

María dijo...

Ana, recordar buenos momentos es una terapia maravillosa para la mente, despeja los sentidos!!

María dijo...

Bacci, cuanta razón tienes. De la época más "oscura" de mi ivda mi particular "annus horribilis", saqué cosas maravillosas... todo lo malo acarrea fortaleza, siempre

María dijo...

finaysegura: si algo no llega a nada, al mirar atrás, lo transformamos en "pasión". Cuando la cosa llega a algo, los matices hacen más rico el relato. Es por eso que aquí veis más "acción", porque no había otra cosa. En el siguiente capítulo la cosa cambia.

Anónimo dijo...

Pues la crisis, ya sabes. La verdad es que a mis hermanas las tengo mucho cariño pero la obra la tengo ya muy vista... Si fuera iría sólo para verte a ti!!!

Olé!

En breve, ya veremos...

Anónimo dijo...

María eres la pera limonera! Me ha encantado esta serie y he vibrado también y se me han puesto los pelos como escarpias. Uf. Espero con ansiedad el final.
Gracias.
Mayka.